Hace cuatro años, António Costa había perdido las elecciones y tardó 35 días en cerrar un acuerdo con el Bloque de Izquierda (BE) y la caolición de comunistas y verdes (CDU) que permitió al Partido Socialista gobernar en minoría con el apoyo parlamentario de estas fuerzas de izquierda. Ahora, tras ganar el domingo de forma contundente sus primeras legislativas, quizá no le resulte tan fácil cerrar un pacto. La experiencia de Gobierno conocida como la ‘geringonça’ le ha reforzado a él y al Partido Socialista (PS) pero no a sus aliados, que van a revisar las condiciones de su apoyo y poner un precio más alto.

Con 20 escaños más que en la pasada legislatura, el PS tendrá 106 diputados en el nuevo Parlamento, a 10 de la mayoría absoluta. El BE , el equivalente al Podemos español, mantiene sus 19, aunque sufre un ligero retroceso en el número de votos y el CDU paga con cinco diputados menos (tendrá 12) su apoyo al Gobierno.

Junto al buen resultado del Partido Socialista, los dos partidos de la derecha -SPD y CDS- sufren un derrumbe histórico al no conseguir sumar juntos más de 82 diputados en un Parlamento más fragmentado en el que irrumpen con un escaño cada uno tres nuevos partidos: el ultraderechista Chega, Iniciativa Liberal (parecido a Ciudadanos) y el izquierdista Vivre. El partido ecologista y animalista PAN pasa de uno a cuatro diputados, un avance que no obstante le deja fuera de cualquier solución de Gobierno.

EL PRESIDENTE INICIA CONSULTAS

El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, empezará este martes la ronda de consultas entre con todos los líderes políticos. Recibirá primero a los dirigentes de las pequeñas formaciones hasta acabar con Costa, en quien recaerá la tarea de formar Gobierno

Con estos resultados, al PS el apoyo de solo uno de sus aliados. Pero el primer ministro ya dejó claro en la noche electoral su deseo de repetir la alianza con las izquierdas. “A los portugueses les ha gustado la ‘geringonça’ y desean su continuidad con un PS más fuerte”, subrayó. Tanto el Bloque como los comunistas se mostraron abiertos a negociar, o más bien a renegociar las condiciones de un apoyo del que no han sacado ningún rédito electoral.

Ambos partidos han empezado a tomar posiciones y han recordado las líneas básicas de sus programas, mucho más a la izquierda que el del PS. Ambos defienden nacionalizaciones de algunos servicios esenciales y una mayor inversión pública, sobre todo en Sanidad y Educación, los sectores más asfixiados por la política de contención del gasto del ‘superministro’ de Economía, Mario Centeno, presidente además del Eurogrupo.

El Bloque se muestra partidario de negociar su apoyo cada año y los comunistas votación a votación. Ambos son escenarios mucho más volátiles que el de la pasada legislatura, caracterizada precisamente por la estabilidad y una recuperación económica amenazada ahora por la desaceleración de la economía mundial.

Durante la campaña, Catarina Martins, líder del BE, no ocultó la ambición de entrara a formar parte del Gobierno, al hablar "de un nuevo equilibrio de las izquierdas", bajo la presunción de que el partido iba a mejorar sus resultados. Pero ese nuevo equilibrio solo ha favorecido al PS y eso no entraba en sus cálculos.

Costa ha rechazado hasta ahora la fórmula de la coalición. Y paradójicamente, pese a haber salido reforzado, su situación es ahora más incierta que al acabar la pasada legislatura.