Boris Johnson suspendió ayer el Parlamento de Westminster durante cinco semanas. El cierre ordenado por el primer ministro silencia a los diputados y evita nuevos debates sobre la estrategia gubernamental de sacar al Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre a cualquier precio. La ley que obligará a pedir una ampliación en caso de que no haya acuerdo, superó el último trámite, el sello real, antes de la suspensión de las dos Cámaras. Los diputados también se disponían a rechazar, pasada la medianoche, y por segunda vez, la petición del primer ministro de celebrar elecciones el 15 de octubre. El brexit ha entrado en un nuevo impasse. El caos político en Londres continua.

La sesión maratoniana de despedida comenzó el anuncio sorpresa de la dimisión del speaker, John Bercow. La Cámara de los Comunes pierde a su controvertido presidente. Bercow, una figura detestada por los conservadores extremistas del brexit duro, simboliza como nadie la lucha del Parlamento y los diputados de a pie, a lo largo de los últimos tres años de batalla, con el gobierno de Theresa May primero y con Johnson ahora, sobre la interpretación del brexit.

Bercow anunció que el 31 de octubre dejará su puesto como speaker, en el que ha permanecido durante 10 años, y de parlamentario, en el que ha servido durante 22. «En el 2017 se lo prometí a mi mujer y mis hijos y es una promesa que voy a cumplir», afirmó con los ojos enrojecidos. También lanzó una advertencia ante los tiempos que se avecinan.

Ovación cerrada / «Degradar el Parlamento -afirmó- constituye un peligro para todos nosotros», avisó. A sus palabras siguió una gran ovación y numerosos tributos por su combatividad y dinamismo, una labor que ha rejuvenecido la vida parlamentaria. Desde el Gobierno ya tenían a punto un plan para obligarle a marcharse. Bercow fue elegido diputado del Partido Conservador en los Comunes en 1997 y abandonó esa formación tras ser designado presidente de la Cámara, en 2009, para mantener una posición de neutralidad.

Johnson optó por cerrar el Parlamento, renunciado así a la posibilidad de esperar hasta el jueves y sacar adelante una normativa con la que solo hubiera necesitado mayoría simple para poder convocar los comicios. Al final decidió no ir por esa vía, porque ni aún así lograría la aprobación. Con el cierre, el primer ministro también quería evitar la publicación de dos documentos comprometidos para el Gobierno, que venían reclamando los diputados.

Pero estos no se rindieron. Con el control del día de la última sesión en sus manos, apuraron al máximo el tiempo disponible, introdujeron un debate de emergencia y votaron a favor, (por 311 contra 302), de forzar al Ejecutivo a divulgar los detalles de operación Yellowhammer (martillo amarillo) sobre el verdadero coste y las consecuencias reales de un brexit sin acuerdo. También deben publicar los mensajes privados de los consejeros de Johnson sobre la prorrogación del Parlamento.

Si el Gobierno se niega a hacerlo, como ha dado a entender, el caso puede acabar en los tribunales. Johnson siempre ha argumentado que el motivo de la suspensión era despejar la agenda para preparar el discurso de la reina. Los documentos que han trascendido sin embargo podrían confirmar la sospecha de que la verdadera razón era evitar que el parlamento obstaculice su estrategia para el brexit. Si eso se comprueba, el primer ministro se enfrentará a la acusación de haber engañado a Cámara de los Comunes.

Propuesta realista / Johnson había comenzado la jornada en Dublín, en su primer encuentro con el jefe del gobierno irlandés, Leo Varadkar, desde que se puso al frente del ejecutivo el mes de julio. El británico repitió que desea un acuerdo y aunque, «las consecuencias del brexit sin acuerdo se pueden afrontar», señaló, «esa solución será un fracaso político del que todos serán responsables».

Varadkar dejo claro que, «hasta la fecha», no han recibido ninguna «propuesta realista» para solucionar el problema de la frontera, que impide un pacto.

La realidad es que Johnson, ha saboteado cualquier solución, al mostrarse inflexible sobre el backstop, el mecanismo de garantía impuesto por Bruselas.