El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, se ha mostrado dispuesto a revisar y modificar la declaración política sobre la futura relación de la Unión Europea con el Reino Unido, pero ha rechazado renegociar el acuerdo de retirada, en una reunión con la "premier" británica, Theresa May. "El presidente Juncker (...) expresó su disposición para revisar la redacción de la declaración política acordada por la UE a veintisiete y el Reino Unido para ser más ambiciosos en términos de contenido y velocidad en lo relativo a la futura relación entre la Unión Europea y el Reino Unido", reza un comunicado conjunto de May y Juncker.

La canciller federal alemana, Angela Merkel, por su lado, ha instado al Reino Unido a explicar "qué es lo que quiere" para poder llegar a una salida ordenada de la UE el 29 de marzo, sin necesidad de renegociar el acuerdo alcanzado pero rechazado por el Parlamento británico. En todo caso, para ello se requiere "defender la integridad del mercado interno (europeo), y fijar las condiciones para Irlanda", ha manifestado Merkel en rueda de prensa en Bratislava, donde participa en una cumbre con los países del llamado grupo de Visegrado (Eslovaquia, República Checa, Polonia y Hungría).

"POSICIÓN CLARA"

"Esto es muy importante, Irlanda del Norte e Irlanda: aquí hay que alcanzar una posición clara a la hora de negociar con los británicos", ha dicho la mandataria alemana, según la traducción eslovaca de la rueda de prensa, retransmitida por la emisora TA3.

En vistas a la fecha del brexit, el 29 de marzo próximo, Merkel ha dicho que "el tiempo que queda es poco pero puede ser largo, más de 50 días, dependiendo de cómo se mire", en un alusión a una posible petición británica para aplazar la fecha de salida. "Todos tenemos interés que haya un 'brexit' ordenado. Para todos nosotros es mucho mejor, y es nuestra obligación hacer todo lo posible para que alcancemos un acuerdo", ha concluido Merkel.

El acuerdo pactado entre la UE y May, ha sido rechazado por el Parlamento londinense. El pacto prevé mantener a Irlanda del Norte en un mercado común único con la vecina República de Irlanda, evitando así una frontera física entre ambos países, como cláusula de salvaguarda provisional hasta que se decida la futura relación del Reino Unido y la UE.