El negociador jefe de la UE, Michel Barnier, alertó el jueves del “punto muerto” en el que se encuentran las conversaciones del brexit por la negativa británica a cuantificar la factura de salida. Este viernes ha sido el presidente de la Comisión, Jean-Claude Jucker, quien ha echado más leña al fuego al recordar que Londres tendrá que hacer frente a sus compromisos financieros antes de empezar a negociar un nuevo acuerdo comercial o un periódo transitorio con el club comunitario como siguen exigiendo.

“No tengo un espíritu revanchista pero tienen tienen que pagar”, ha avisado ante estudiantes de la universidad de Luxemburgo. Juncker ha lamentado que la quinta ronda de negociaciones concluyera este jueves sin “compromisos reales” sobre la factura, lo que significa que en el próximo Consejo Europeo que se celebra en Bruselas el 19 y 20 de octubre los Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 no podrán constatar suficientes progresos para pasar a la segunda etapa de las negociaciones.

“Si estás sentado en un bar y pides 28 cervezas y de repente uno de tus colegas se marcha sin pagar no es viable. Tiene que pagar”, ha subrayado. Al igual que Barnier, el democristiano luxemburgués asegura no tener un espíritu revanchista. “No se trata de castigar, sino de saldar cuentas”, repite habitualmente el exministro francés encargado de gestionar el divorcio. “No tengo un espíritu revanchista. Ni odio a los británicos. Los europeos tenemos que estar agradecidos a Gran Bretaña por muchas cosas. Durante la guerra, antes de la guerra y después de la guerra pero ahora tienen que pagar”, ha avisado Juncker reafirmando a Michel Barnier.

La primera ministra británica Theresa May anunció hace un mes en Florencia que Reino Unido asumiría sus compromisos y se mostró dispuesta a seguir pagando al presupuesto comunitario hasta dos años después de salir, es decir, 20.000 millones de euros. Los números que barajan los 27 son, sin embargo, mucho más altos, entorno a 100.000 millones. Más de seis meses después de que Londres activara el artículo 50 del Tratado que estipula un plazo de dos años para la salida, las conversaciones, pese al tono “constructivo” con el que dicen seguir negociando, han llegado a un punto muerto.

Pronunciamiento de los 27

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE constatarán este impasse la próxima semana en la cumbre de octubre pero lejos de dar un portazo en las narices de May intentarán mantener una pequeña rendija abierta. “En la sesión de diciembre el Consejo Europeo reevaluará el estado de los progresos en las negociaciones para determinar si se han logrado suficientes progresos”. Solo en ese caso, señala el borrador, los 27 adoptarán “orientaciones adicionales” sobre la futura relación y un posible acuerdo transitorio.

La novedad, y la pequeñisima victoria para Londres si el trabajo previo de cocina no sufre modificaciones de aquí hasta la próxima semana, es que los líderes europeos encargarán a Michel Barnier y a los ministros de asuntos europeos que empiecen a preparar internamente las discusiones para un eventual acuerdo transitorio. Un compromiso demasiado vago y ambigüo que choca con la exigencia de flexibilidad planteada el jueves por el negociador británico David Davis.

El borrador de conclusiones en el que trabajan los 27 reconoce los progresos logrados en el capítulo sobre derechos de los ciudadanos y “algunos avances” también en relación a la frontera con Irlanda y el acuerdo de paz de Viernes Santo. El problema, admiten, sigue siendo el dinero. “Aunque Reino Unido ha declarado que honrará sus obligaciones financieras… esto todavía no se ha traducido en un compromiso firme y concreto”, señala el borrador. Aún así, urgen a seguir las negociaciones para "pasar a la segunda fase lo antes posible".