Desde que Rusia se anexionara la península de Crimea, en marzo del 2014, ningún dirigente de las instituciones europeas había pisado suelo ruso. El primero en hacerlo será el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que viajará a Rusia entre el 16 y el 18 de junio para participar en un foro económico internacional, al estilo de Davos, organizado en San Petersburgo y al que también asistirá su homólogo ruso Vladimir Putin.

Una visita cargada de simbolismo dado que 10 días después, en la cumbre del 28 y 29 de junio, los líderes de la UE deberán decidir si prorrogan o no las sanciones económicas contra Moscú impuestas tras la anexión de Crimea a Rusia.

La postura oficial de Bruselas es que las sanciones -contra bancos y empresas rusas- se mantendrán hasta que Rusia aplique plenamente los compromisos asumidos en el marco de los acuerdos de Minsk. No obstante, y dado que expiran a finales de julio, debe haber en breve una decisión de los 28 -por unanimidad- y las posturas están divididas.

Hay Estados miembros que son partidarios de mantenerlas para presionar a Moscú, como Polonia o las repúblicas bálticas, debido a su proximidad con Rusia. Y hay otros países como Grecia, Italia o Hungría que se han expresado abiertamente en contra porque consideran dañan la economía europea.

ABRIR LA MANO

Hasta Alemania, cuya cancillera se ha encontrado con Putin en reiteradas ocasiones desde el estallido de la crisis ucraniana, es partidaria de abrir la mano. “Espero que para finales de junio haya progresos y podamos ver si reducir paso a paso las sanciones o si mantener las medidas” pero “no es nuestro objetivo mantener las sanciones sino resolver el conflicto”, decía, Frank-Walter Steinmeier, el ministro de Exteriores germano el pasado viernes.

De ahí que la visita de Juncker, que apuesta por una relación “práctica” con Moscú, se vea como un gesto para relajar la tensión entre Bruselas y Moscú. “El elemento más positivo de este viaje es que muestra la disposición y el deseo para el diálogo necesario para llegar a un consenso sobre aquellas cuestiones en las que todavía tenemos fuertes desacuerdos”, valora el portavoz del Kremlin.