La justicia chilena ha tardado 43 años en anular la condena por "traición a la patria" que recibió el general retirado Alberto Bachelet, seguida de un calvario que lo llevó a su muerte tras el derrocamiento del presidente Salvador Allende. La pena había sido impuesta por un consejo de guerra tras el golpe de Estado que instauró la dictadura de Augusto Pinochet. El padre de la presidenta Michelle Bachelet, detenido días después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, fue torturado en prisión. Los tormentos provocaron su deceso.

Bachelet ocupaba el puesto de responsable de finanzas de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) y había sido secretario de la Dirección Nacional de Abastecimiento y Comercialización del Gobierno de la Unidad Popular. Le tocó nada menos que enfrentar el desabastecimiento inducido por los grandes empresarios opuestos a Allende.

El Tribunal Supremo chileno asumió el escandaloso caso después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenara al Estado de Chile por las dilaciones. Según la máxima instancia judicial del país, “en los procesos seguidos bajo normas de los tribunales militares en tiempo de guerra en 1973 , se desconocieron y vulneraron, deliberada y sistemáticamente los derechos procesales y, en particular, el derecho de defensa de los enjuiciados”.

Doce exoficiales de la Fuerza Aérea de Chile habían pedido la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hace 13 años. El organismo se pronunció en 2014 y emitió recomendaciones a Chile que el Tribunal Supremo terminó haciendo suyas.

El padre de Bachelet falleció el 12 de marzo de 1974 tras sufrir un infarto de miocardio en la cárcel pública de Santiago. La justicia chilena acaba además de ratificar las penas de cuatro años de cárcel contra los coroneles retirados de la Fuerza Aérea, Ramón Cáceres Jorquera y Edgar Cevallos Jones, responsables de las torturas que había recibido Bachelet en prisión. “Es una buena noticia”, dijo días atrás la mandataria.