Alekséi Ulyukáyev, prominente exministro de Economía en el Gobierno ruso hasta noviembre del 2016, ha sido declarado este viernes culpable de aceptar sobornos por un tribunal de Moscú, que le ha condenado a una pena de prisión de ocho años.

"El tribunal estableció que Ulyukáyev (...) recibió un soborno durante el ejercicio de un cargo público", reza la sentencia. En otoño del 2016, Ulyukáyev se convirtió en el primer ministro ruso en ser detenido por las fuerzas de seguridad desde la caída de la Unión Soviética; ahora se acaba de erigir en el primer miembro del Ejecutivo de todo este periodo postsoviético en ser considerado culpable por un juez por delitos de corrupción.

El reo dice que es víctima de un "complot"

El condenado ha denunciado de forma reiterada haber sido víctima de una trampa ideada por el presidente de la principal petrolera del país, Igor Sechin, un amigo personal del presidente Vladímir Putin. El reo fue detenido en noviembre del 2016 "con las manos en la masa", según las fuerzas de seguridad, tras haber recibido en metálico dos millones de dólares por realizar un informe favorable para la petrolera Rosneft, la principal del país, en la adquisición de un porcentaje de acciones de la compañía de hidrocarburos Bahsneft. El montante total de la operación se elevaba a 5.000 millones de dólares.

El arresto de Ulyukáyev alarmó sobremanera a la élite económica y política de Rusia, un país con elevados índices de corrupción y donde la toma de sobornos se presume como práctica ampliamente extendida, según recoge Transparencia Internacional. En declaraciones recogidas por 'The Moscow Times', Gleb Pavlovsky, politólogo opositor, aseguró entonces que Putin pretendía enviar el siguiente mensaje recordatorio al alto funcionariado y a la clase empresarial: "Tu trabajo y tu estatus es frágil, y en cualquier momento se puede iniciar un caso criminal contra ti". "Es la lealtad del terror y mientras me temas, yo confiaré en ti", concluyó el politólogo.

Una de las circunstancias más chocantes de la vista judicial que acaba ha sido la ausencia de la víctima del soborno y principal testigo de cargo, el propio Sechin, en el tribunal que juzgaba a Ulyukáyev, pese a haber sido citado hasta en cuatro ocasiones. En su última comparecencia anual ante los medios de comunicación, Putin justificó a su amigo y declaró que no estaba obligado a testificar.