Kirill, el Patriarca de Moscú, no ha perdido su pasión por los relojes de lujo, un pecado que arrastra desde hace tiempo. Hace ocho años, ya tuvo que recurrir a un retoque fotográfico para disimular el Breguet de al menos 30.000 dólares que lucía en la muñeca, todo para evitar avergonzar a la Iglesia ortodoxa rusa. La polémica, esta vez, surge por otro reloj de pulsera de gran valor: un Ulysse Nardin Dual Time de 16.000 dólares.

La nueva joya del Patriarca la descubrió la revista Open Media, financiada por el disidente y exmecenas del gigante petrolero Yukos, Mijail Jodorkovski, quien vive en Londres después de pasar 10 años en prisión en Rusia por una condena que muchos consideran política.

Una foto de enero del 2018 sacada por un reportero del periódico Kommersant y publicada ahora por Open Media captó a Kirill en el Senado ruso junto a la presidenta de la Cámara alta, Valentina Matviyenko. Según la revista, Kirill tendría una pequeña colección de relojes por valor de varias decenas de miles de dólares. Obviamente, lucir relojes de lujo no es un delito, pero el hecho no casa con la sobriedad que predica la Iglesia rusa para sus sacerdotes.

Hace un año y medio, un cura de Tver terminó bajo la lupa de una comisión disciplinaria por haber publicado en Instagram una serie de fotos con ropa y accesorios de marca, como una bolsa de Louis Vuitton y un par de zapatos de Gucci. «Un estilo de vida tan inmodesto y desenfrenado no debería pertenecer a los sacerdotes», dijo entonces el portavoz de Kirill, Aleksandr Volkov. Sin embargo, unos años antes, el mismo Kirill, considerado muy cercano a Putin, había terminado en el centro de un escándalo que no era muy diferente: un reloj de lujo Breguet había sido descubierto en la muñeca del Patriarca por primera vez en el 2009.

En febrero del 2012 se publicó una foto en la que el mandatario usaba el Breguet en un encuentro con Putin. El Patriarca admitió tener esa valiosa pieza, pero aseguró que era un regalo que nunca se había puesto y que en su lugar llevaba «un reloj ruso barato con un escudo de armas» que le había sido entregado por el entonces presidente Dmitri Medvédev. Pocos días después, Kirill fue desmentido de forma involuntaria por la misma web de la Iglesia ortodoxa rusa, que había publicado una imagen de Kirill retocada para ocultar el reloj. Alguien lo borró de su muñeca, pero olvidó eliminar el reflejo en la pulida mesa de madera. Una divina chapuza.