El Kremlin se ha sentido aludido y ha querido salir al paso de las últimas andanadas lanzadas por el presidente norteamericano, Barack Obama. En declaraciones realizadas desde Tokio, donde el presidente Vladímir Putin se hallaba de visita, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, ha exigido a Washington que presente pruebas de una vez de la responsabilidad de la oficialidad rusa en el pirateo de los ordenadores del Comité Nacional Demócrata o que guarde silencio.

"O (uno) se calla o presenta pruebas; cualquier otra variante es indecente", ha espetado Peskov ante los periodistas. No fue el único miembro de la élite rusa que entró al trapo de la polémica. La portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajárova, ha calificado de "tonterías ridículas" una investigación realizada por la cadena norteamericana NBC en la que se acusaba directamente al líder del Kremlin de dar su visto bueno a las presuntas operaciones para interferir en las elecciones estadounidenses, atacando de paso la credibilidad de la prensa occidental, un tema sobre el que le gusta incidir.

La prensa occidental es "cómplice" y "vocero de varios grupos de poder", ha continuado la responsable. Su superior, el ministro Serguéi Lavrov, también ha dedicado duras palabras descalificatorias hacia la cadena NBC. "Es simplemente idiota; su futilidad en el intento de convencer a alguien es absolutamente obvia", ha arremetido.

ATAQUES A OBAMA DE LOS MEDIOS PROGUBERNAMENTALES

Los medios de comunicación audiovisuales, bajo el férreo control del Kremlin, así como la prensa progubernamental rusa, comentan estos días con una mezcla de regocijo y ansiedad la controversia que se vive en estos días en Washington aunque con origen en su país, incluyendo la decisión del presidente Trump de limitar su presencia en los 'briefings' de seguridad.

Dmitri Kiseliov, presentador del programa estrella del primer canal de la televisión rusa Vesti Nedeli, (Noticias de la Semana) donde se denigra a menudo la homosexualidad, llegándose incluso a especular con rebuscadas teorías conspiratorias -incluido el posible asesinato del candidato Donald Trump antes de las elecciones- animó al magnate neoyorquino a no fiarse de sus agencias de inteligencia.

"Trump prefiere no confiar en los servicios de inteligencia, a los que considera demasiado politizados; elige apoyarse en el Ejército", ha proclamado el periodista estrella, sin ocultar su entusiasmo ante la noticia.

'Izvestia', diario progubernamental, ha dedicado amplios espacios a lo que considera tentativas de la Administración saliente de marcar la agenda al presidente electo e imposibilitar el tan anunciado acercamiento a Rusia. "Los halcones americanos están lanzando todos sus caballos para formar un estado de opinión favorable al empeoramiento de las relaciones" con Moscú, ha valorado Serguéi Morozov, miembro de la comisión de Exteriores de la Duma, en declaraciones al rotativo.

Algunas de estas voces próximas a la oficialidad, como Serguéi Markov, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Moscú (MGU), han admitido la posibilidad del hackeo, aunque eximiendo al Gobierno. "Es posible que algunos patriotas, miembros de la inteligencia y en los círculos no gubernamentales ayudaran a WikiLeaks", página web donde se publicaron los correos pirateados, ha reconocido.