Rusia no puede sino dar "sino la bienvenida" a las declaradas intenciones del presidente electo estadounidense, Donald Trump, de mejorar las relaciones con Moscú, aunque está a la espera de que se acabe por formarse el equipo del próximo líder de la Casa Blanca y arranquen los contactos formales. Éste es, en esencia, el mensaje que quiso transmitir este martes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durante su rueda de prensa anual con los corresponsales extranjeros y periodistas rusos.

Pese a que el titular de Exteriores no interpreta como una propuesta formal de negociación las recientes palabras de Trump, en las que, según analizaron algunos medios, se vinculaba el levantamiento de sanciones a posibles avances en conversaciones sobre armamento nuclear, Lavrov declaró la disponibilidad de su Gobierno a hablar de desarme, en particular en tres esferas: "pruebas nucleares", las "armas en el espacio" y en especial "el escudo antimisiles".

REPETIR "COMO UNA MANTRA"

Es este último apartado, algunas de cuyas fases ya completadas y puestas en funcionamiento en países como Rumanía, es el que despierta más inquietud en Moscú. El presidente ruso, Vladímir Putin ha llegado a advertir entonces con represalias no especificadas contra los Gobiernos de Varsovia y Bucarest por aceptar albergar instalaciones de dicho programa.

"Estamos repitiendo como un mantra que nos veremos obligados a responder.... Nadie quiere oírnos, nadie quiere negociar con nosotros", aseguró en mayo, en declaraciones regocidas por Fox News. Trump, hasta el momento, ha emitido señales contradictorias al respecto del dosier nuclear, prometiendo, durante la Navidad, una carrera de armamentos con Rusia, para acabar suavizando su posición.

Analistas como Vladímir Frolov valoran en 'The Moscow Times' la sugerencia de Trump sobre las armas nucleares y las sanciones, como una venta "a precio de saldo" de las posiciones de Washington en política exterior, en una negociación donde Moscú "podría conseguir muchas ventajas". "Si Moscú juega bien sus cartas, podría conseguir que Trump le hiciera el trabajo sucio para, por un lado, debilitar las alianzas de EEUU (Europa) al tiempo que mermar el poderío estadounidense", advierte el experto.

EUROPA Y AMÉRICA, EL TERRITORIO DEL "POSTCRISTIANISMO"

El titular de Exteriores ruso, flanqueado por la portavoz Maria Zajárova, dedicó un amplio espacio de su tradicional intervención ante el cuerpo de corresponsales extranjeros a atacar con dureza lo que calificó como tentativas de Occidente de "exportar sus valores", definidos, según él, como la civilización del "postcristianismo". En cambio, Trump, según Lavrov, "tiene una visión particular, muy diferente a la que tenían sus predecesores, tanto demócratas como republicanos: en la base de sus opiniones está el interés de EEUU"

"La exportación de los valores (occidentales) empezó en la guerra de Ucrania y las primaveras árabes", ha atacado Lavrov. "Nuestra elección, en cambio, es el pragmatismo", ha continuado, antes de transmitir una nada velada exigencia a la nueva administración estadounidense en sus tratos con Rusia: "Queremos más respeto para los legítimos intereses de cada país".

Respecto a la polémica que se vive en estos momentos en EEUU acerca de los posibles vínculos entre el jefe del Estado electo y Moscú, que incluyen la supuesta posesión por parte del Kremlin de un vídeo sexual comprometedor, y las denuncias de interferencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses, Lavrov repitió de nuevo el desmentido de su Gobierno, y hasta se permitió dar un consejo a Trump: las agencias que han sugerido dichos contactos "deberían ser despedidas".

"Las acusaciones de pirateo (de los correos comprometedores) del Partido Demócrata deben ser probadas", ha enfatizado el jefe de la diplomacia rusa, quien de paso calificó de "charlatán" al exagente delMI-6, Christopher Seele, autor del informe que acusaba a Rusia de poseer material comprometedor sobre el próximo líder de la Casa Blanca.