Decenas de miles de libaneses han inundado este domingo las calles de diversas ciudades, con banderas y en un ambiente festivo, por cuarto día consecutivo, para protestar contra la imposición de nuevos impuestos, la corrupción y la mala gestión de Gobierno.

Las manifestaciones, que por la noche han degenerado en algunos lugares en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, han provocado ya la dimisión de los cuatro ministros del partido Fuerzas Libanesas Cristianas, socio de coalición del primer ministro libanés, el musulmán suní Saad Hariri.

El viernes pasado el jefe del Gobierno dio a las formaciones que integran el Ejecutivo un ultimátum de 72 horas para pactar las reformas económicas que ha propuesto para atajar la crisis económica. Hariri amenazó con dimitir si no se logra un acuerdo. El Líbano tiene una deuda de 86.000 millones de dólares, casi el 150 % del Producto Interior Bruto (PIB).

"LA REVOLUCIÓN DEL WHATSAPP"

Las protestas se iniciaron después de que las autoridades anunciaran que aprobarían una tasa de 20 centavos de dólar por día para las llamadas de voz por redes sociales como WhatsApp, Facebook o Viber con el fin de incrementar los ingresos estatales.

La propuesta se retiró, pero el gesto no sirvió de mucho porque esta medida era solo la chispa que encendió las manifestaciones, la llamada "revolución del Whatsapp".

El Gobierno de Hariri decidió aplicar también una nueva tarifa a los productos del tabaco, tanto local como importado, y aumentar el impuesto al valor agregado (IVA) en 2 puntos en el 2021 y otros 2 puntos adicionales en el 2022 para alcanzar el 15 %.