Hacía más de un año de su último discurso, que, como este último, fue grabado y difundido únicamente en forma de audio. Su paradero es desconocido, aunque los servicios de inteligencia consideran que está escondido -y herido- en algún lugar en el desierto que marca la frontera entre Irak y Siria.

Se le ha dado por muerto y después por resucitado en varias ocasiones. Pero Abu Bakr al Bagdadi, el califa autoproclamado en Mosul en el 2014, el líder del Estado Islámico (EI), está vivo. Lo demostró ayer de madrugada, en otro mensaje de audio grabado: en él, en los 55 minutos que dura, hace referencia a la guerra comercial que EEUU y Turquía tienen desde hace unas semanas. El mensaje quiere felicitar las Fiestas del Sacrificio, celebradas en todo el mundo musulmán esta semana; y aprovecha, además, para pedirles a sus seguidores que sigan con la lucha.

«Oh, soldados del califato, confiad en la promesa de Dios y en su victoria, porque en la adversidad viene el alivio y la salvación», dice en su discurso, en el que pide que se repitan más ataques tanto en Occidente como, los más comunes, en Irak y Afganistán, donde mezquitas chiís son atacadas con asiduidad. El EI es de tradición suní y los chiís -otra rama del islam- son considerados por los yihadistas como infieles y traidores a su religión.

En el mensaje, además, Al Bagdadi también habla de la inminente operación del régimen de Bashar el Asad sobre la provincia siria de Idleb, donde hay algunas células durmientes del EI esperando para aprovecharse del caos. Sobre Donald Trump, Al Bagdadi asegura que ha conseguido llevar a EEUU al peor momento de su historia.

Desde el 2016, el EI ha estado perdiendo todo lo conquistado en los dos años anteriores, después del famoso discurso de Al Bagdadi en julio del 2014 en una mezquita en la ciudad de Mosul. Sus antiguas grandes ciudades -Palmira, Raqqa, Deir Ezzor, Abu Kemal, Hawija y Mosul- tienen ahora otros dueños: Asad, el Gobierno de Irak, las milicias kurdosirias o los peshmerga kurdos de Irak.

«Para los mujaidines -soldados de la fe- la escala de la victoria y la derrota no depende del robo del control de una ciudad o de aquel que tenga superioridad aérea, misiles intercontinentales o bombas inteligentes -dice Al Bagdadi en el audio-. La victoria está en Dios». El EI ha perdido sus ciudades pero aún no ha sido derrotado. El grupo ha pasado de ser un Estado -con control de territorio, policía, administración pública, salarios, recogida de basura y tasas- a una insurgencia: una guerrilla cuyas misiones consisten en atentados y combates tanto en Irak como en Siria, contra civiles o milicias.