La pausa humanitaria, auspiciada por Rusia e iniciada ayer en Guta Oriental, el principal bastión opositor a las afueras de Damasco, no ha acabado con la violencia. Los ataques han continuado antes, durante y después del anuncio del cese de hostilidades, en medio de las acusaciones mutuas de las partes de haber incumplido la tregua. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos cinco personas perdieron la vida y 26 resultaron heridas antes, durante y después de la pausa en las hostilidades, que rige entre las 09.00 y las 14.00 hora local (07.00 -12.00 GMT) y que se espera que siga aplicándose en los próximos días.

Ayer tampoco entró ningún convoy con medicinas ni alimentos. Los combates y los bombardeos se reanudaron a partir de las dos de la tarde (mediodía en España). «La situación no está como para que los camiones con ayuda humanitaria puedan entrar ni para que los civiles heridos puedan ser evacuados», afirmó Jens Laerke, portavoz para cuestiones humanitarias de la ONU.

Rusia dijo haber abierto un corredor humanitario para que los civiles que lo deseen puedan salir de Guta, asediada desde el 2013 y donde, durante la última semana, han muerto más de 500 personas a causa de los bombardeos de Damasco.

Pero ningún civil se ha marchado. La población de Guta no se fía de las promesas de Rusia y de Asad. Muchos temen que, si pasan al otro lado o si el régimen los captura, serán detenidos, torturados y acusados de terrorismo.

Asad y su aliada Rusia consideran que la región de Guta está controlada por Hayat Tahrir al Sham, la filial de Al Qaeda en Siria. Este grupo tiene poca presencia en la región, pero le ha servido al régimen para justificar la última ofensiva y no pararla tras el alto el fuego decretado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas este sábado. Ese alto el fuego no incluía a Al Qaeda.

«En comparación con los días pasados, esta mañana ha sido muy tranquila. No hemos escuchado ningún bombardeo. Pero por la tarde han vuelto los aviones y helicópteros», explicó un residente de Guta a la agencia Reuters. Por la tarde, dijo el OSDH, la aviación de Asad atacó cuatro localidades de la región. Por la mañana, sin embargo, tanto las facciones rebeldes dentro de Guta como el régimen se acusaron mutuamente de romper el alto el fuego. La agencia de noticias de Asad, Sana, dijo que los opositores atacaron con morteros el corredor humanitario establecido por Rusia. Las milicias rebeldes de la zona lo negaron y señalaron que los bombardeos del régimen sobre Guta no han parado.

SALIR DEL REFUGIO / «Por primera vez la gente ha salido de sus refugios para ir a ver si sus casas han quedado destruidas —explicó un portavoz de los cascos blancos, una organización de rescate de civiles—. Pero la gente sigue teniendo miedo».

Desde hace una semana, la población civil de Guta vive encerrada en sótanos o refugios subterráneos, muchas veces hechos precariamente y sin recursos. En ellos se concentran varias familias enteras. Nadie, explican los habitantes de la zona, sale nunca, ni de día ni de noche. Hacerlo significaría la muerte casi asegurada.

Este alto el fuego decretado por Ruso, que será efectivo cada día desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde (de las siete de la mañana hasta las doce del mediodía en hora peninsular), fue anunciado este lunes por el Kremlin, solo dos días después del alto el fuego demandado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Este alto el fuego pedido por la ONU ha quedado en papel mojado. Turquía, el Ejército Libre Sirio y las milicias kurdosirias de las YPG, que luchan en el norte del país, en el cantón de Afrín, no lo han respetado. Ni en Guta: Asad y Rusia siguieron bombardeando y hasta intentaron una incursión terrestre en la región.