E l ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, reconoció ayer en el Parlamento que una nueva ley para anular algunos de los compromisos adquiridos por el Reino Unido en el Acuerdo de Retirada, firmado por Boris Johnson en enero, es ilegal, pero, en este caso, según él, sólo un poquito. «Sí», afirmó, «(la nueva legislación) infringe la legislación internacional, pero de una forma específica y limitada». Poco antes de su intervención, el jefe del equipo legal del Gobierno británico, Jonathan Jones, había presentado la dimisión. Jones no explicó las causas, pero en su entorno hicieron saber que estaba «muy disgustado» con la decisión de modificar el protocolo para Irlanda del Norte con una nueva ley interna de comercio que hoy se presentará en el Parlamento. El malestar de Jones es compartido por numerosos diputados y no sólo en la oposición laborista.

La intervención del ministro y el portazo del máximo asesor legal han coincidido con el inicio de la octava ronda de negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea, que se celebran hasta mañana en Londres. La esperanza de desbloquear la situación es mínima. Johnson amenaza con abandonar las negociaciones si esta semana no se hacen progresos. El primer ministro quiere sellar un acuerdo antes del 15 de octubre. «No podemos permitirnos el seguir machacando sobre las mismas cosas después de seis meses de diálogo», declaró el negociador británico, David Frost. «Si no podemos lograrlo en el tiempo limitado que nos queda comerciaremos en los términos en que la UE lo hace con Australia. Estamos activando los preparativos para fin de año». Michel Barnier, el jefe negociador de la UE, ha pedido a los británicos mayor «flexibilidad».

Es posible que Johnson esté jugando de farol cuando la negociación entra en su fase decisiva y el tiempo apremia. Pero cada vez parece más probable que esté dispuesto a pisar el acelerador cuando llegué al borde del precipicio y decida que el Reino Unido se marche sin acuerdo comercial alguno. «Sería un buen resultado», ha llegado a afirmar. La patronal le recuerda que, por el contrario, esa sería una salida catastrófica.

«En medio de este ruido y las negociaciones, las empresas en el Reino Unido y la Unión Europea lo siguen teniendo claro: un buen acuerdo es esencial», declaró a The Guardian Josh Hardie, vicedirector de CBI, la mayor organización empresarial del país. «Un acuerdo será el cimiento para la recuperación post-covid en el continente». En una carta al diario The Times , un grupo médicos, gerentes de hospitales y representantes del sector farmacéutico, han advertido a Johnson que el sector sanitario británico corre el riesgo de verse «desbordado» por el combinado de ruptura con la UE sin acuerdo y el covid-19 y poner en peligro la vida de los pacientes. H