Londres acusó ayer a Moscú de estar detrás del envenenamiento de dos ciudadanos británicos con la sustancia de fabricación rusa Novichock. El ministro del Interior británico, Sajid Javid, exigió ayer en el Parlamento explicaciones a las autoridades del Kremlin sobre la reaparición del mismo agente nervioso con el que fueron atacados el antiguo espía Serguei Skripal y su hija Julia hace cuatro meses en la ciudad de Salisbury. El sábado, a pocos kilómetros de allí, caían en coma Dawn Sturgess, de 44 años, y Charlie Rowley, de 45. Ambos se hallan en estado crítico.

Los investigadores tratan de determinar cómo la pareja entró en contacto con la sustancia tóxica. «Una de las hipótesis es que uno de los dos recogió el objeto (se especula que pudo ser una jeringuilla) en el que se hallaba el agente neurotóxico utilizado contra los Skripal», explicó una fuente gubernamental.

El titular de Interior anunció que el Reino Unido consultará con sus aliados las medidas a tomar respecto a Moscú. «Los ojos del mundo están puestos en Rusia no solo por el Mundial», afirmó Javid. «Es el momento de que Rusia explique exactamente lo que está pasando». El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, recordó que su Gobierno ya había ofrecido colaborar en la investigacion durante el caso Skripal. «El ministro sabe muy bien que Rusia propuso una investigación conjunta hace tiempo y desafortunadamente el bando británico no ha mostrado ningún interés». Diplomáticos y parlamentarios rusos ridiculizaron a Gran Bretaña con el argumento de que su país jamás intentaría empañar la celebración de la Copa del Mundo de fútbol con un nuevo ataque químico en suelo extranjero.