El candidato laborista, el musulmán Sadiq Khan, se ha convertido en el nuevo alcalde de Londres. Khan ha obtenido una rotunda victoria, con un 44% de votos, frente al 35% obtenido por su rival, el conservador Zac Goldsmith. Khan se erige así como el primer edil de esta religión en una gran capital Occidental, a pesar del clima de tensión provocado por los recientes atentados del fundamentalismo islámico en París y Bruselas, lo que da aún mayor relevancia a su elección.

El laborista hijo de inmigrantes paquistanís, salido de un hogar muy modesto, sustituye en el cargo al conservador Boris Johnson. Abogado de derechos humanos, dejo la profesión para entrar en la política con el partido laborista. Ha sido diputado por Tooting, un barrio popular al sur de la capital, donde se crio en una vivienda social, con siete hermanos y una hermana. Un hogar que mantenía un padre, conductor de autobuses, y una madre costurera.

Su historia y perfil encaja en una ciudad abierta, multicultural, donde los blancos son minoría y donde el 55% de sus habitantes, incluido el nuevo alcalde están clasificados como “británicos no blancos”. Unaurbe donde se hablan más de 300 lenguas y donde hay toda clase de credos. Uno de cada ocho habitantes de Londres es musulmán.

UNA CAMPAÑA SUCIA

Khan ha triunfado a pesar de los ataques personales que ha recibido durante una campaña bastante sucia. Su rival, el multimillonario Goldsmith, le acusó de ser un radical y de vínculos con los extremistas islámicos por compartir tribuna con alguno predicadores fundamentalistas.

El alcalde de Londres controla un presupuesto de 20.000 millones de euros para vivienda, planificación y transporte en una ciudad de ocho millones y medio de habitantes. En su campaña, Khan ha prometido congelar los precios de metro y autobuses durante cuatro años. Su mayor reto será poner remedio a la escasez viviendas sociales asequibles, una carencia que está expulsando del centro de la ciudad a trabajadores y comunidades de inmigrantes.