« Las furgonetas se abalanzaban directamente sobre los manifestantes y les golpeaban, lo vi con mis propios ojos!». En un ostensible estado de agitación, Natalia Chikulaeva, residente en el barrio Partizanski, en el centro de Minsk, explica por teléfono lo sucedido durante la noche del domingo en la capital de Bielorrusia tras la proclamación de la victoria de Aleksándr Lukashenko en las elecciones presidenciales. Según oenegés locales, una persona resultó muerta tras haber sido atropellada por un vehículo, y decenas más permanecen ingresadas en los hospitales de la ciudad con heridas. Para la noche de ayer se convocaron nuevas manifestaciones a través de las redes sociales.

«Utilizaron gas lacrimógeno y granadas aturdidoras; al estallar esos artefactos hacen un estruendo terrible», continúa Natalia. «Fueron los OMON (tropas del Ministerio del Interior y el Ejército); apenas han utilizado a la Policía, porque es más cercana a los ciudadanos y el Gobierno duda de su lealtad», explica. Tras cerrarse los colegios electorales a las ocho de la tarde, esta empresaria acudió, junto a otros partidarios de la candidata opositora Svetlana Tikhonóvskaya, a la escuela número seis, donde habían votado horas antes, para exigir un recuento público de los votos.

Los enfrentamientos no se limitaron a la capital, sino que se repitieron en muchas ciudades del país. En Brest, una población de 350.000 habitantes fronteriza con Polonia, se repitió un escenario similar, según explica Daria Sherbich, una doctora que trabaja en un hospital local. «Al caer la noche, miles de personas nos congregamos y fuimos juntos hacia el centro de la ciudad; había familias con niños, hablábamos, sonreíamos, reíamos, la gente hablaba por teléfono; era un ambiente de fiesta», continúa.

El Gobierno negó que manifestante alguno hubiera perdido la vida, y en cambio sostuvo que una decena de miembros de las fuerzas del orden resultaron heridos durante los disturbios nocturnos. En su primer discurso tras el escrutinio, Lukashenko calificó las elecciones de «fiesta», arremetiendo de paso contra los manifestantes: «Alguien ha querido estropear la fiesta». Según el Ministerio del Interior, fueron detenidas «cerca de 3.000 personas en todo el país».

Los resultados oficiales difundidos ayer confirmaron la tendencia apuntada por los sondeos oficiales el domingo y proclamaron la victoria del presidente saliente con un 80,2% de los votos, mientras que Tikhonóvskaya apenas recabó un 9%, una cifra que se da literalmente de bruces con las multitudes congregó en la campaña.

La opositora, exprofesora y esposa de un popular bloguero vetado como candidato, dijo ayer que no acata los resultados. H