Viktor Orbán, el polémico primer ministro húngaro, no tienen pelos en la lengua y mucho menos cuando se trata de criticar la política migratoria europea y la respuesta a la crisis de refugiados. Una actitud que ha sido reprobada en el pasado con firmeza desde el Parlamento Europeo y también desde la Comisión. Ahora es un Gobierno quien ha decidido lanzarse contra el conservador húngaro. A tres días de una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno convocada para hablar sobre el futuro de la UE, el ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, propone suspender temporalmente o echar a Hungría de la UE por vulnerar los valores democráticos fundamentales.

“Gente como Orbán han llevado a que la UE dé una imagen de una unión que defiende fuera unos valores que no es capaz de mantener en el interior”, lamenta Asselborn, representante de uno de los países fundadores del club, en una entrevista con el diario alemán 'Die Welt'. Sus críticas llegan a tres días de una cita organizada por la presidencia semestral eslovaca en Bratislava. Un encuentro para hablar del 'brexit' pero también de cómo superar las crisis más recientes y responder a una opinión pública europea cada vez más desencantada con la respuesta que se da a nivel europeo a cuestiones como la inmigración, el terrorismo o la globalización.

“No podemos aceptar que los valores básicos de la Unión Europea estén siendo seriamente vulnerados”, critica. “Aquellos que como Hungría construyen muros contra los refugiados de guerra, que vulneran la libertad de prensa o la independencia de la justicia deben ser excluidos temporalmente de la UE e incluso definitivamente”, sugiere a apenas unos días de una cita política clave en la agenda europea. Solo así, añade, podrán preservarse la cohesión y los valores de la Unión Europea.

La propuesta de Asselborn ha sido sin embargo contestada por su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, que ha asegurado que no es compartida dentro de la EU. "Esta no es una posición acordada en Europa", ha declarado Steinmeier en una conferencia de prensa en Riga (Letonia). "Entiendo que, mirando a Hungría, algunos en Europa se estén impacientando... sin embargo, no es mi enfoque personal mostrar la puerta a un estado miembro de la UE", ha añadido.

UN PROBLEMA LLAMADO ORBÁN

El debate sobre la exclusión temporal de Hungría de las decisiones europeas no es nuevo, aunque es muy difícil de aplicar dado que requiere la unanimidad del Consejo. “Es el problema y Orbán lo sabe”, admite el socialista luxemburgués en la entrevista. Esta exclusión ya estuvo sobre la mesa el año pasado cuando el primer ministro húngaro sugirió la posibilidad de instaurar la pena de muerte en el país. Las críticas arreciaron entonces, el Parlamento Europeo exigió su comparecencia y él aceptó gustoso.

Fue atacado con dureza y se defendió con igual firmeza sin que las acusaciones hicieran que diera un paso atrás en su visión sobre cómo debe ser la política migratoria de la UE. Es más, en febrero de este año anunciaba la celebración de un referéndum para consultar a los húngaros sobre el plan de reubicación pactado por la UE. “Hasta ahora nadie le ha preguntado al pueblo europeo si apoyan, aceptan o rechazan las cuotas obligatorias de inmigrantes”, justificaba por aquel entonces. Ese referéndum tiene fecha. Será el 2 de octubre y el resultado puede suponer un punto y aparte en las relaciones con las instituciones europeas y con un club que pasa por sus horas más bajas. “La valla que está construyendo Hungría para mantener fuera a los refugiados es cada vez más larga, alta y más peligrosa. Hungría no está lejos de dar órdenes de disparar a los refugiados”, alerta Asselborn.