La victoria en el referéndum popular para reducir un tercio de los parlamentarios italianos es su "último cartucho". La profecía realizada por muchos analistas italianos se está cumpliendo: el Movimiento 5 Estrellas (M5S), surgido en el 2008 como paladín contra la casta política y por eso llamado antisistema, está literalmente explosionando desde el lunes, tras conocerse los resultados del referéndum y, sobre todo, de las elecciones autonómicas.

Casi el 70% de los votos a favor de recortar 345 diputados y senadores, sobre un total de 945, no ha sido suficiente para frenar la crisis de identidad del partido fundado por el cómico Beppe Grillo, que dos años atrás gobernaba con la ultraderecha de Matteo Salvini y ahora, como si fuera un comodín, lo hace con los progresistas del Partido Demócrata (PD). Desde el martes, las redes sociales son un hervidero de críticas nunca vistas de unos contra otros que ponen en aprietos al Gobierno de Giuseppe Conte porque, si los "grillitos", como les llaman, se dividen al Ejecutivo le faltarían votos en el Senado para sobrevivir.

Partido "desmayado", "explosionado", "caducado", "situación de anarquía", se lee en los mensajes de los parlamentarios. El exdiputado Alessandro di Battista, que representa al ala pura y antisistema del inicio y que se mantiene apartado esperando mejores tiempos, ha dicho que los resultados de las recientes regionales "son la mayor derrota del movimiento y que el problema no son las alianzas con otros partidos, sino la crisis de identidad".

CULPA COLECTIVA

"El Movimiento ha perdido las regionales y las culpas no son individuales, sino colectivas", ha reconocido este miércoles Roberto Fico, presidente del Senado por el M5S, recogiendo el desafío de convocar unos "estados generales", una especie de congreso, para definir "la nueva agenda". El cónclave tendrá lugar el próximo 4 de octubre.

El M5S se presentó a unas primeras elecciones municipales en el 2008, obteniendo entre el 1% y el 3% de los votos, según las localidades. En el 2012 pasó al 8%-10%, en las generales del 2013 obtuvo el 25,55% del Congreso y el 23,79% del Senado, con 7,5 millones de votos. En las europeas del 2018 alcanzó el techo y récord a la vez con el 32,7%, convirtiéndose en el primer partido del país. Actualmente cuenta con 294 diputados y senadores, gracias al voto del 2018, que no se corresponde a la estimación del 10%-17% que le otorgan los sondeos.

Las autonómicas del pasado domingo y lunes son una confirmación de su tendencia a la desaparición. Aún así, siguen dictando la línea del Gobierno y condicionan las políticas de los progresistas, lo que provoca no solo el malestar de la izquierda sino también de los poderes fácticos del país (patronal, banca, sindicatos...).

CONSIGNAS FÁCILES

Luciano Fontana, director del moderado 'Corriere della Sera', ha escrito este miércoles que para el M5S "no es solo el momento de decidir qué hacer de mayores, sino de cambiar radicalmente las consignas fáciles e ilusorias que les han caracterizado desde su nacimiento". Entre las más famosas está el "abriremos el Parlamento como una lata de atún" y "hemos derrotado la pobreza", pronunciado el día que aprobaron la renta de ciudadanía, una especie de salario mínimo para quienes no cobran nada y que ha sido un fracaso, porque lo cobran algunos parlamentarios y personas que viajan con Mercedes y todoterremos. "Somos demasiado mediocres para ser Savonarola y estamos demasiado estropeados para delirar por una Evita Perón que ni tan siquiera es rubia", ha escrito el sarcástico Michele Serra desde 'La Repubblica'.

El partido cuenta ahora con al menos cuatro corrientes internas: La conocida como "gubernativa" y dispuesta a compromisos con los progresistas, que cuenta con Luigi di Maio como referencia; la que se inspira en el presidente del Senado, Roberto Fico, dispuesta a evolucionar junto con Di Maio; los puristas que se reconocen en Alessandro di Battista, el cual, ha vuelto a Italia después de recorrer en moto toda Latinoamérica y loar regímenes más bien criticados de aquellas latitudes;y la plataforma Rousseau. Se trata de una plataforma informática, administrada por una empresa privada dirigida por Gianroberto Casaleggio, a la que el M5S tiene que someterse para tomar decisiones. La llaman "democracia directa" y vive de una parte de los sueldos de los parlamentarios, que han empezado a no pagar. "Pues os recorto los servicios", amenaza Casaleggio.