Con el nombramiento del conservador Jean Castex como nuevo primer ministro en sustitución de Edouard Philippe, que ayer presentó su dimisión y la de todo su equipo, Emmanuel Macron quiere marcar el inicio de una nueva etapa, aunque en realidad nada hace presagiar un cambio de política.

A dos años de las elecciones presidenciales y al frente de un país que deberá afrontar la reconstrucción tras una pandemia que está lejos de haberse terminado, Macron busca dar un nuevo impulso al resto de la legislatura tras el revés en las elecciones municipales.

Castex, de 55 años, era hasta ahora el hombre encargado de pilotar la fase de desescalada tras el confinamiento decretado para hacer frente a la extensión del coronavirus. Alto funcionario, educado en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA) y próximo a Nicolas Sarkozy, Macron apuesta por un perfil que combina la cercanía local del alcalde rural del sur con el conocimiento de los entresijos del poder parisino. Un político moderado y dialogante a quien Macron encargará la tarea de relanzar el crecimiento económico y la protección social poniendo especialmente el acento en la situación de los jóvenes.

UNIDAD Y REFORMAS / «Nos hará falta más que nunca unir a la nación para luchar contra esta crisis y sobre todo continuar con las reformas para salir más fuertes y más solidarios», declaró el nuevo primer ministro al tomar posesión de su cargo.

«No tengo ninguna duda de que sabrá hacer frente a decisiones difíciles y tomar las buenas determinaciones», le dijo Philippe, quien le deseó éxito y le recordó que Francia necesita «un espíritu abierto y una mano firme». El ya exprimer ministro tuvo igualmente palabras de agradecimiento por la confianza con la que ha podido trabajar con el presidente. En una entrevista a la prensa regional, Macron advirtió de que el inicio del próximo curso político «será difícil» y agregó que su prioridad será «diseñar un nuevo camino en torno la reconstrucción económica, social, medioambiental y cultural del país».

La defensa de la soberanía europea será otra de las prioridades de lo que resta de mandato en el que se retomarán las reformas congeladas por la irrupción del coronavirus, entre ellas la polémica reforma de las pensiones. Macron sigue siendo partidario de un sistema universal por puntos, pero abre la puerta a ampliar el periodo de cotización, hasta ahora excluido. Para todo ello, ha optado por formar un nuevo equipo y prescindir de un primer ministro enormemente popular a quien muchos ven como un aspirante potencial al Elíseo.

Philippe recuperará mañana su sillón de alcalde de Le Havre, pero tendrá también el encargo del presidente de reorganizar las filas de La República en Marcha y sus socios parlamentarios. Los comicios locales, celebrados con una abstención récord de casi el 60%, han confirmado la irrelevancia del partido del presidente a nivel local y el avance de los verdes, que descartan entrar el nuevo Ejecutivo.

DIVISIÓN DE LA CLASE POLÍTICA / A pesar de su prestigio, el nombramiento de Castex divide a la clase política. La socialista Carole Delga, presidenta de la región de Occitania, sospecha que el nuevo primer ministro tendrá poco margen de maniobra y el secretario general de Europa Ecología Los Verdes, Julien Bayou, cree que se pierde una oportunidad histórica de colocar al país en la vía de la transición ecológica.

«El presidente quiere ser el único visible y, más que preparar al país para el futuro, prepara su candidatura. Eso no es un proyecto para el país», tuiteó. El diputado de Los Republicanos Eric Ciotti cree que, al verse amenazado por la popularidad de Philippe, el presidente se escora hacia un poder «autoritario». Alexis Corbière, de La Francia Insumisa, denunció que no se sabe qué tipo de política aplicará el nuevo inquilino de Matignon.

La composición del nuevo Gobierno se conocerá antes del próximo miércoles, cuando se reúna el Consejo de Ministros.