El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se enfrenta alprimer escándalo de su flamante mandato. La sospecha de nepotismo que se cierne sobre el ministro de Cohesión Territorial, Richard Ferrand, es un gran tropiezo a 10 días de laprimera vuelta de las elecciones legislativas, unos comicios clave para lograr en la Asamblea Nacional una mayoría suficiente que permita a Macron aplicar su programa de Gobierno.

Es también un serio contratiempo porque entra en colisión con la idea defendida por Macron en la campaña electoral de introducir en la vida pública altas dosis de honestidad para acabar con viejas prácticas políticas, como el hábito extendido entre los diputados de emplear a familiares como asistentes parlamentarios.

Macron ha querido hacer de la probidad una marca de fábrica y una de las leyes más emblemáticas de este inicio de mandato es precisamente la de la moralización de la vida pública.

Del proyecto legislativo se encarga el ministro de Justicia, el centristaFrançois Bayrou, quien selló en marzo una alianza con Macron basada en este principio de regeneración democrática. La idea inicial era presentar la ley el próximo 7 de junio como rampa de lanzamiento cara las legislativas, pero el primer ministro, Edouard Philippe, anunció este martes que se posponía una semana.

Parte del armazón sobre el que se ha construido la victoria de Macron está por tanto en entredicho al mantener en el Gobierno a un ministro que, según numerosas informaciones periodísticas, usó sus puestos de responsabilidad para beneficiar a familiares y personas de su entorno.

OPERACIÓN INMOBILIARIA

Ferrand montó una jugosa operación inmobiliaria en el 2011, cuando era presidente de las Mutuas de Bretaña, según reveló hace una semana el semanario ‘Le Canard Enchainé’. Su gestión al frente de esta institución sin ánimo de lucro financiada por los socios facilitó que la inmobiliaria de su pareja, Sandrine Doucen, lograra alquilar a las Mutuas un local por 42.000 euros al año para instalar un centro de ayuda a domicilio.

Otro asunto embarazoso es la contratación de su hijo, Emile Ferrand, como asistente parlamentario del 13 de enero al 16 de mayo del 2014. Durante este periodo cobró 7.045 euros. Nada excesivo, pero sí contradictorio con lo que declaraba en febrero en pleno ‘affaire’ Fillon. “Vigilaremos para que nuestros candidatos a las legislativas no tengan conflictos de intereses ni contraten a miembros de su familia”, dijo entonces. Medios como 'Le Monde', 'Le Parisien', Mediapart y 'Libération' han ido añadiendo datos a las diferentes investigaciones periodísticas. Todas apuntan a que era práctica habitual del ministro mezclar política y negocios.

A priori, nada es ilegal, y la justicia no ha abierto investigación alguna. Ese es el clavo ardiendo al que se agarran el Gobierno y el Elíseo para defender la presencia del ministro en el Gabinete. El primer ministro dijo este martes en France 2 que Ferrand podía permanecer en el Gobierno a pesar del cúmulo de sospechas, pero admitió ser consciente de la “exasperación” de los franceses con ciertos comportamientos que siendo “legales” no son “tolerados”. Solo si fuera imputado debería abandonar su puesto. Sin embargo, la oposición en pleno reclama su dimisión.

LA PRENSA Y LOS JUECES

Macron, por su parte, ha dicho este miércoles que “la prensa no debería erigirse en juez”, según ha señalado el portavoz del Gobierno, Christophe Castaner, al término del Consejo de Ministros, en el que el jefe del Estado ha pedido “solidaridad y responsabilidad” frente a la polémica que salpica a su brazo derecho.

Ferrand, de 54 años, fue uno de los primeros socialistas en unirse a las filas de En Marcha cuando nadie creía en las posibilidades del antiguo ministro de Economía, y desde su secretaría general contribuyó a engrasar la maquinaria que acabaría dando la victoria a Macron.

“Mi conciencia es cosa mía. No estoy acusado por la justicia. Todo lo que he hecho en mi vida profesional es legal, público, transparente”, ha dicho Ferrand este miércoles en France Inter. Sin embargo, el asunto debilita a Macron. Sobre todo porque el ‘caso Fillon’ ha vuelto como un bumerán para recordar que un clima de sospecha no contribuye a la credibilidad.

La incómoda situación del titular de Cohesión Territorial no es la única patata caliente que tiene Macron sobre la mesa. La ministra de Asuntos Europeos, la centrista Marielle de Sarnez, está siendo investigada por la justicia francesa, junto a otros 18 eurodiputados, por un supuesto empleo ficticio de su ex asistente parlamentario en la Eurocámara. La ministra niega haber cometido ningún delito y ha presentado una denuncia por calumnias contra la eurodiputada del Frente Nacional Sophie Montel, quien ha denunciado a la justicia el caso de 19 eurodiputados franceses.

Los franceses piden la dimisión

Para una mayoría de franceses los hechos que se le reprochan al ministro de Cohesión territorial, Richard Ferrand, y a la titular de Asuntos Europeos, Marielle de Sarnez, son graves y ambos deberían dimitir. Es la opinión de siete de cada diez entrevistados, según un sondeo del Instituto Harris Interactive para la radio RMC y la web Atlántico.Esta piedra en el zapato del presidente, Emmanuel Macron, que ganó las elecciones haciendo bandera de la regeneración política, puede comprometer el resultado de las elecciones legislativas que se celebran en dos vueltas los próximos 11 y 18 de junio. Un sondeo de Kantar Sofres para Le Figaro otorga a La República en Marcha la mayoría absoluta, con entre 320 y 350 diputados. Sin embargo, el ministro del Interior, Gérard Colomb, ha alertado de que el ‘affaire Ferrand’ puede pasar factura en las urnas porque en decenas de circunscripciones la victoria se juega en uno o dos puntos.

Para una mayoría de franceses los hechos que se le reprochan al ministro de Cohesión territorial, Richard Ferrand, y a la titular de Asuntos Europeos, Marielle de Sarnez, son graves y ambos deberían dimitir. Es la opinión de siete de cada diez entrevistados, según un sondeo del Instituto Harris Interactive para la radio RMC y la web Atlántico.Esta primera piedra en el zapato del presidente, Emmanuel Macron, que ganó las elecciones haciendo bandera de la regeneración política, puede comprometer el resultado de las elecciones legislativas que se celebran en dos vueltas los próximos 11 y 18 de junio. Un sondeo de Kantar Sofres para Le Figaro otorga a La República en Marcha la mayoría absoluta, con entre 320 y 350 diputados. Sin embargo, el ministro del Interior, Gérard Colomb, ha alertado de que el ‘affaire Ferrand’ puede pasar factura en las urnas porque en decenas de circunscripciones la victoria se juega en uno o dos puntos.