El conflicto de las pensiones se encona en Francia. Los paros en el transporte público de la región parisina cumplen una semana sin visos de mejora y con la amenaza de llegar hasta Navidades, complicando notablemente la vida cotidiana de los usuarios mientras los atascos, las manifestaciones y los despliegues policiales se han convertido en parte del paisaje urbano.

Lejos de rebajar la tensión, el Gobierno se ha echado encima a la izquierda y a todos los sindicatos tras desvelar el contenido de la reforma que pretende terminar con los 42 regímenes actuales para unificarlos en un sistema universal por puntos. Solo la patronal está satisfecha con un texto que, según el Ejecutivo, todavía es negociable.

El primer ministro, Edouard Philippe, se ha mostrado firme pero no cerrado a las aportaciones de las centrales sindicales para mejorar la reforma y este jueves ha anunciado en Twitter que llamaría a líderes sindicales y representantes empresariales para ver cómo retomar rápidamente el diálogo sobre la construcción de un sistema universal de jubilación. De momento, sin éxito.

Incluso Emmanuel Macron, que permanece en un discreto segundo plano dejando todo el protagonismo a su primer ministro, ha pronunciado este jueves la palabra concertación cuando le preguntaron por el tema a su llegada al Consejo Europeo celebrado en Bruselas. Hay un Gobierno que trabaja en París, que ha hecho una propuesta, y ahora se tiene que dar una concertación ha declarado el presidente francés.

GUIÑOS AL SINDICATO MODERADO

El Elíseo y Matignon necesitan atraer de nuevo a la CFDT, el sindicato moderado, mayoritario y hasta ahora el único que apoya un sistema universal por puntos pero contrario a una edad de equilibrio situada en los 64 años de forma que quien se jubile antes será penalizado.

Al incluir esta medida, el Gobierno ha conseguido que la CFDT se sume a la movilización convocada para el próximo 17 de diciembre. La unidad sindical será inédita. Para romper ese frente, el Ejecutivo redobla sus ofertas al secretario general del sindicato, Laurent Berger.

La edad de equilibrio es negociable, ha prometido el ministro de Economía, Bruno Le Maire. Desde el sindicato responden que la mano tendida llega demasiado tarde.