El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reaccionó con previsible malestar ante la decisión del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, de activar la Carta Democrática prevista por el organismo para paliar las circunstancias que está viviendo el país. “Un desatino, una desproporción (…), una carta llena de odio, de locura (…), de subjetividad, parcializada por la derecha venezolana”, dijo el mandatario durante su programa televisivo, 'Contacto con Maduro'.

La Carta Democrática fue aprobada hace 15 años por todos los integrantes de la OEA como un instrumento para preservar las instituciones, y en su artículo 20 sostiene que si se produce una “alteración del orden constitucional”, cualquier Estado miembro o su secretario general están en condiciones de solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para analizar la situación y “adoptar las decisiones que se estimen convenientes”. Por este mismo precepto, la OEA puede tanto impulsar gestiones de “buenos oficios” como suspender al país en cuestión.

El Gobierno venezolano se propone presentar de inmediato un recurso de amparo ante este organismo internacional porque, según Maduro, “pretende ir a pedir la intervención de Venezuela en organismos internacionales traicionando a la patria”. La ira del presidente venezolano se repartió entre Almagro y la Mesa de Unidad Democrática (MUD), controlada por la Asamblea Nacional (AN), y pidió que la OEA tome cartas en el asunto. Sobre Almagro, exministro de Exteriores del uruguayo José Mujica, dijo: "Quedará hundido en el fango de los intervencionistas y voceros del imperio yanqui decadente”, y añadió: “La historia lo juzgará con severidad”.

Sobre la oposición, Maduro aseguró que demandaría a la directiva del Congreso, en particular a su presidente, Henry Ramos Allup. “Ha usurpado funciones constitucionales exclusivas del presidente de la República y ha llamado a una intervención extranjera en los asuntos internos de Venezuela”, le acusó el presidente. Maduro también llamó a los venezolanos a “rebelarse” y “dar la batalla” contra la OEA por “pretender imponernos la forma de gobernar”. Ante la intervención de Maduro, Ramos Allup aseguró que la OEA "no puede cerrar los ojos ante lo que ocurre”.

PRONUNCIAMENTOS INTERNACIONALES

En una columna publicada en el portal Prodavinci, José Ignacio Hernández señaló que si bien la aplicación de la Carta no es ciertamente la solución definitiva, “sí es una parte muy importante de la solución”. Y es que el conjunto de denuncias que la oposición antichavista realizaba en el plano interno, “ahora cuentan con el respaldo del secretario general de la OEA, junto con otros importantes pronunciamientos de otros organismos internacionales”. Estas denuncias apuntan a que en Venezuela “existe un proceso en marcha de alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático. O lo que es igual: un golpe de Estado permanente o continuado”.

En su informe de 132 páginas, el secretario general de la OEA sostiene que, ante la crisis existente, se requieren “cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo” o de lo contrario, el presidente Maduro correrá el “riesgo de caer de forma inmediata en una situación de ilegitimidad”. Para Almagro, “la continuidad de las violaciones” de la Constitución, en especial la que se refiere al “equilibrio de poderes” y el funcionamiento “del Poder Judicial”, se constatan en los obstáculos que se ponen a la convocatoria a un referéndum revocatorio del mandato presidencial. Además, Almagro ha denunciado la “falta de capacidad de respuesta” del Gobierno para afrontar “la grave crisis humanitaria” que vive el país, lo cual afecta “al pleno goce de los derechos sociales de la población”.

CONTEXTO REGIONAL ADVERSO

Para el secretario general de la OEA, “no existe posibilidad de normalidad democrática en Venezuela” sin la “necesaria disposición a la cohabitación y convivencia entre Gobierno, partidos políticos, actores sociales y la sociedad venezolana en su más amplia concepción”. En estas circunstancias, subrayó el secretario general, la responsabilidad de los países miembros de la OEA es “asumir el compromiso” de aplicar lo determinado por la Carta Democrática “de una manera progresiva y gradual que no descarte ninguna hipótesis de resolución, ni las más constructivas ni las más severas”. Desde la resolución de la OEA, se ha abierto en el organismo un proceso de reuniones y votaciones que juzgarán al chavismo sin sus aliados de peso: Argentina y Brasil le han dado la espalda de manera inequívoca desde sus respectivos giros hacia la derecha.

La animadversión del chavismo con la OEA viene de lejos. En medio de los sucesos golpistas del 2002, el organismo miró hacia otro lado y, según sostiene el país venezolano, se despreocupó por la suerte de Chávez. Pero eso es historia, Almagro representa otra tradición política. Sin embargo, para Maduro es más de lo mismo. “He llamado a levantar un poderoso movimiento en defensa de la paz, la independencia y contra el intervencionismo extranjero”, dijo el pasado lunes ante un grupo de militares en la sede del Ministerio de Defensa.

Según el presidente, Venezuela es blanco de una conjura internacional por sus grandes yacimientos de hidrocarburos y sus reservas de oro y diamantes, "pero la mayor riqueza del país es (Simón) Bolívar. La revolución bolivariana, chavista, es la que crea mayor temor en la oligarquía, es la mayor riqueza que tenemos”, presumió el mandatario. Maduro pidió a las Fuerzas Armadas que garanticen la estabilidad y unidad en momentos que “los enemigos de la patria buscan dividirla y desmoralizarla”.