En vísperas de una semana clave para Venezuela, las calles de Caracas mantenían aún ayer el eco de los gritos de las multitudinarias manifestaciones del sábado, un pulso entre los chavistas y los seguidores de Juan Guaidó.

Más allá de las consignas de uno u otro bando, el drama venezolano se despliega lejos de sus fronteras y tiene a Estados Unidos como impulsor principal del acoso al chavismo y a la UE como su complemento. España, Francia, Alemania, Austria y Reino Unido, entre otros, se proponen seguir los pasos de la Administración Trump y reconocer este lunes a Guaidó como presidente «encargado», ante la negativa de Maduro de convocar elecciones presidenciales.

Paralelamente, la UE ha acordado crear un grupo de contacto con países latinoamericanos para hacer frente a la crisis venezolana y que tiene previsto reunirse por primera vez a nivel ministerial el 7 de febrero en Montevideo. La iniciativa busca «crear las condiciones necesarias a la emergencia de un proceso político y pacífico que permita a los venezolanos determinar su propio futuro, celebrando elecciones libres, transparentes y creíbles». La solución a la crisis debería encontrarse antes de los 90 días.

MEDIACIÓN / Durante su último acto de masas, el del sábado en Caracas, Maduro dijo aceptar los esfuerzos mediadores de México, Uruguay y Bolivia. También propuso adelantar los comicios legislativos, previstos para el 2020, pero a la vez, llamó al chavismo a prepararse para lo peor. De hecho, su oferta no solo fue desechada por la oposición. Washington se ha mostrado también inflexible en su hoja de ruta, trazada por el vicepresidente Mike Pence, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y el retornado halcón republicano, Elliot Abrams.

«Maduro me solicitó una reunión y la rechacé porque estamos muy avanzados en el proceso», reveló ayer Trump a la cadena de televisión estadounidense CBS. Ha empezado la cuenta atrás y las agujas del reloj giran de modo enfático. «Ciertamente, enviar militares es una opción», añadió el presidente de EEUU. Cuando se cumplen dos semanas de la autoproclamación de Guaidó, el libreto de la Casa Blanca parece cumplirse. Cada intervención de Guaidó es precedida por un mensaje procedente de Washington.

En medio de la brutal pauperización -que el Gobierno atribuye exclusivamente a una guerra económica- Maduro pidió a las Fuerzas Armadas «lealtad absoluta». El líder chavista supone que el respaldo chino y ruso será inquebrantable y disuasivo de un nuevo Vietnam. A los sectores de la oposición, eclipsados por Guaidó, les dijo que den «un paso adelante» y eviten el expolio del petróleo por parte de EEUU. Cuando Bolton dijo que «sería una gran diferencia económicamente para Estados Unidos si conseguimos que empresas petroleras americanas participen en la inversión y producción de petróleo de Venezuela», el chavismo creyó tener la confirmación de lo que está en juego.

Para Guaidó este será el mes de los cambios. «Vamos a ejercer nuestras competencias para restablecer la democracia», dijo.