El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado esta madrugada su decisión de iniciar ejercicios militares de la Fuerza Armada venezolana (FANB) para prepararse para "cualquier escenario". Esta decisión se produce pocas horas después de que Maduro decretase el estado de excepción en el país ante un supuesto golpe de Estado planeado en el extranjero.

"A prepararse para defender la tierras, para defender a nuestros hijos, nuestro derecho a la paz", ha afirmado Maduro en un mitin con miles de partidarios en una calle del centro de Caracas. Con estos ejercicios de maniobras, apunta el líder chavista, los venezolanos le dirán "al imperialismo, a la derecha internacional, y a Álvaro Uribe Vélez --el expresidente de Colombia está detrás de la supuesta conspiración según Maduro--: 'aquí está el pueblo, con su instrumento de labranza en una mano y en la otra con un fusil, con un misil, con un lanza misil, con un tanque para defender esta tierra sagrada".

El jefe de Estado consideró importante que se incremente "la conciencia" de sus conciudadanos porque, según él, el plan que tienen quienes se oponen a su Gobierno "es perturbar la paz", generar violencia en el país "para justificar una intervención extranjera en Venezuela". "A algunos les sonará extremista, pero no es extremista que yo lo diga", ha añadido.

ATAQUE A URIBE

Ante miles de seguidores, Maduro ha reiterado su denuncia contra el expresidente Uribe sobre supuestos planes del político colombiano de promover una "conspiración contra Venezuela". Según el presidente venezolano, Uribe participó en Washington en una reunión en la que supuestamente pidió la intervención del país caribeño. Esto es "una de la cosas más graves que jamás una autoridad, un expresidente de Colombia o de América haya dicho contra Venezuela, llamó a una intervención armada de un ejército extranjero en esta tierra sagrada", ha insistido antes de defender que la justicia venezolana tome las acciones legales pertinentes contra Uribe, a quien califica de "paraco (paramilitar), asesino".

"Lo que ha hecho Uribe constituye un delito internacional, y Venezuela va a activar, le pido al Ministerio Público, al Poder Judicial, que activemos todas las acciones nacionales, e internacionales para enjuiciar a Álvaro Uribe y para solicitarlo a nivel internacional".

"RADICALIZAR LA REVOLUCIÓN"

Paralelamente, Maduro ha llamado a "radicalizar la revolución" y ha considerado que "llegó la hora" de tomar las empresas que hayan sido paralizadas por sus dueños y entregárselas a los trabajadores. "Yo sí estoy listo, ministros, compañeros, yo estoy listo para entregarle al poder comunal las plantas que haya parado cualquier pelucón en este país", ha afirmado.

"Planta parada, planta entregada al pueblo, pero vamos a hacerlo carajo, llegó la hora de hacerlo, estoy listo para radicalizar la revolución, ha llegado la hora sin vacilaciones, vacilar es perderse", ha insistido. Se ha escudado en la grave crisis económica que pasa el país para defender que Venezuela "necesita que toda su estructura económica esté funcionando y si la burguesía la abandona, el pueblo la toma".

Esta no es la primera vez que las autoridades venezolanas advierten a los empresarios de que si cesan sus operaciones los trabajadores podrán tomar las instalaciones para reactivar la producción. Maduro hizo el mismo anuncio el pasado 26 de abril instando a los trabajadores de sindicatos a tomar todas las plantas que hubieran paralizado sus operaciones. El mandatario dijo entonces que cesar la producción era "un crimen grave para el país en plena emergencia".

Ese anuncio fue la respuesta a Empresas Polar, el mayor productor de alimentos del país caribeño, que paralizó las operaciones de todas sus plantas de cervecería por falta de materia prima y divisas. El sector privado ha denunciado en reiteradas oportunidades que el Estado se mantiene en deuda con los proveedores internacionales lo que ha llevado a la paralización de la producción, sin embargo las autoridades aseguran que el cese de las operaciones es un intento de los empresarios de generar desestabilización, algo que el Gobierno llama "guerra económica".