"¡Paren el mundo, que me quiero bajar!", gritaba una jovencita Mafalda en una de las más famosas viñetas del humorista y dibujante argentino Quino. Pero la Mafalda de esta fotografía, tomada el pasado domingo 11 de septiembre en Santiago de Chile, no quiere bajarse del mundo. Esta Mafalda está enfurecida, desafía al poder y está dispuesta a salir a la calle para luchar por ese mundo enfermo al que cuidaba, en otra de sus viñetas, el encantador personaje de Quino.

El 11 de septiembre se cumplieron 43 años del golpe de Estado del general Augusto Pinochet, más de cuatro décadas del asesinato del presidente Salvador Allende y del inicio de una dictadura militar de 17 años en la que se ejecutaron a 3.065 personas, según cifras del Gobierno.

En un nuevo llamamiento a la memoria, la justicia y la verdad, el domingo los chilenos salieron a la calle para rendir homenaje al fallecido presidente y las víctimas de ese golpe. El acto principal se celebró en la capital, en el Palacio de La Moneda (sede del Ejecutivo), objetivo hace 43 años de los bombardeos de los militares.

"Cuarenta y tres años han pasado desde que en este mismo palacio se apagara momentáneamente la llama de la democracia, instalando la dictadura, el terrorismo de Estado y la arbitrariedad en el corazón de nuestra patria", dijo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD

Otros actos de homenaje se realizaron, por ejemplo, en el Estadio Nacional de Chile, centro de detención durante los años de dictadura y un auténtico campo de exterminio esos primeros días posteriores al golpe. Entre sus muros fue torturado y asesinado, entre tantos otros, el cantautor y activista político Víctor Jara. El estadio lleva actualmente su nombre.

Más allá de los actos políticos y oficiales, miles de personas y activistas de los derechos humanos participaron en una marcha que recorrió el centro de la capital hasta el Cementerio General. Pisando "las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada", como cantaba Pablo Milanés, los manifestantes pedían justicia e instaban al Estado chileno a seguir adelante con lalucha contra la impunidad.

"No es posible que a día de hoy siga vigente la ley de amnistía, que aún no esté tipificado el delito de tortura y que hasta el día de hoy los crímenes llevados a cabo por las fuerzas de seguridad sean juzgados en los tribunales militares y no los civiles", declaró la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Chile, Ana Piquer, en un comunicado.

Al final de la marcha, grupos aislados de encapuchados se enfrentaron con la policía, que utilizó gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersarlos. Pero Mafalda no llora.