El régimen de Bashar el Asad y su aliado, Rusia, siguieron bombardeando ayer la región de Guta. En esta zona, desde el pasado domingo, se viven las jornadas más mortíferas desde que empezó la guerra en el 2011. En cinco días, 462 civiles -150 de ellos niños- han muerto por las bombas, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). Ayer informaron de otros 28 muertos.

Esta organización cuenta con equipos de informadores en la zona y asegura que hay más de 2.000 heridos. Su situación es desesperada: cercada por las tropas de Asad, sin hospitales operativos ni medicamentos disponibles, los heridos de gravedad también acaban muriendo. «La cifra de muertos subirá. Hay muchos heridos críticos y gente atrapada debajo de los escombros», señaló el OSDH.

Para parar este «infierno», como lo ven sus habitantes, el Consejo de Seguridad de la ONU debía votar ayer una resolución que pide una tregua humanitaria de 30 días con el fin de que se puedan entregar alimentos y medicinas a la población de Guta.

El texto fue propuesto por Suecia y Kuwait, e incluye a todos los grupos armados menos el Estado Islámico y Al Qaeda. A ellos aún se les podrá atacar. «Ya es hora de que paremos los bombardeos horribles sobre Guta. El alto el fuego debe continuar con la evacuación inmediata de los enfermos y heridos», afirmó ayer el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. La votación debía producido a las cinco de la tarde (hora española), pero se pospuso por las negociaciones.

Son pocos, sin embargo, los optimistas que creían que el texto será aprobado. Rusia, aliada de Asad y que colabora en los bombardeos sobre Guta, tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad. Sin su aprobación no habrá resolución. Rusia, de hecho, asegura que, en Guta, su aviación solo ataca posiciones de Al Qaeda y que, a causa de sus bombardeos, no están muriendo apenas civiles. Pero las oenegés internacionales con presencia en la zona y los habitantes del lugar aseguran lo contrario: los atacantes, dicen, lo bombardean todo.

«Todo esto no tiene sentido. Asad y Rusia consideran que todo el mundo que está en Guta es de Al Qaeda o amiga de Al Qaeda. Aunque la ONU impusiese el alto el fuego, ellos seguirán bombardeándonos», dice a este diario Fidas, habitante de Guta. Este joven perdió su casa en un bombardeo hace tres semanas. Entonces, explica, se separó de sus padres, a los que ya no ha visto más: apenas se atreve a salir, por miedo a las bombas, del sitio donde se esconde.