Más de 2.000 personas han acudido este martes al funeral organizado en la catedral de Ruan para despedir al sacerdote Jacques Hamel, asesinado la semana pasada en el asalto de dos terroristas islamistas en una iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en la región de Normandía.

Una larga procesión ha acompañado el féretro con los restos de Hamel, que fue degollado en el altar de su iglesia el 26 de julio. El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha acudido en representación del Ejecutivo, si bien el acto también ha congregado a numerosas autoridades regionales y locales.

La misa ha estado presidida por el arzobispo de Ruan, Dominique Lebrun, y se ha podido seguir tanto en el interior de la catedral como en las inmediaciones, gracias a la instalación de varias pantallas. Junto al templo también se han depositado ofrendas en recuerdo de Hamel.

La diócesis de Ruan ha confirmado que los restos del sacerdote serán enterrados "en la más estricta intimidad familiar" en un lugar no precisado, por lo que la misa en la catedral se ha convertido en la principal despedida pública para la única víctima mortal del ataque terrorista.

El atentado fue atribuido a Adel Kermiche y Abdel-Malik Petitjean, dos jóvenes franceses que juraron lealtad al grupo terrorista Estado Islámico. El ataque tuvo lugar menos de dos semanas después de que otro terrorista embistiese con su camión a cientos de personas en Niza y provocase 84 muertos. Los jóvenes, que vivían a 700 kilómetros de distancia entre si, se habían conocido a través de las redes sociales solo cuatro días antes del atentado.

El pasado domingo, musulmanes franceses asistieron a la misa dominical en multitud de ciudades de toda Francia atendiendo una convocatoria lanzada por el Consejo Francés del Culto Musulmán para mostrar el rechazo generalizado de los fieles del islam en Francia al asesinato.