Las armas callan de momento en yuba, capital de Sudan del Sur, pero las consecuencias de los cuatro días de duros combates entre las fuerzas leales al presidente, Salva Kiir, y el vicepresidente, Riek Machar, han agravado la situación de la población civil. Al menos 36.000 personas han huido de sus casas y buscan refugio en campamentos de la ONU dentro del propio país y en los vecinos.

El Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (ACNUR), ha pedido a los países fronterizos con Sudan del Sur que mantengan sus fronteras abiertas y que permitan la entrada de civiles que huyen de los combates.

El aeropuerto internacional de la capital, así como algunos comercios, han abierto sus puertas. Para hoy se espera "un éxodo masivo de trabajadores nacionales e internacionales", después de que muchas embajadas y organizaciones hayan desaconsejado a su personal no esencial permanecer en Yuba.

La crisis estalló el pasado jueves. Los choques entre ambas facciones fueron subiendo de tono y alcanzaron su máxima expresión el fin de semana, cuando se contabilizaron más de 272 muertos, incluidos 33 civiles.

Los dos rivales, finalmente, acordaron un alto el fuego ayer lunes que de momento se mantiene. La fuerzas gubernamentales han vuelto a sus unidades, como les pidió Kiir, y Machar está respetando el alto el fuego.

REFUERZOS A LA ONU

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha pedido al Consejo de Seguridad que imponga un embargo de armas a Sudán del Sur, el país más joven del mundo -nació el 9 de julio del 2011- y que autorice "reforzar la misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS, por sus siglas en inglés) con helicópetros de combate".

Kiir,de la etnia dinka, y Machar, de los nuer, fueron los protagonistas de la guerra civil que vivió este país del 2013 al 2015 y que se cobró de miles de muertos y más de 2,5 millones de desplazados y refugiados, sobre una población de 11 millones.

El Gobierno de Kiir y la oposición armada liderada por Machar alcanzaron un acuerdo de paz en agosto de 2015 y formaron un Ejecutivo de unidad nacional el pasado mes de abril. El acuerdo prevé que las fuerzas leales a los dos dirigentes políticos se integren en el Ejército sursudanés.