Al País de las Sonrisas le esperan días, semanas o meses de lágrimas. El rey Bhumibol ha muerto esta noche en Tailandia a los 88 años después de haber pasado el último ingresado en el Hospital Sirijah de Bangkok. El esperado desenlace no sólo sumirá al país en el duelo sino que abrirá el sensible asunto de su sucesión.

Bhumibol había nacido en Cambridge y estudiado en Suiza antes de acceder al trono a los 18 años, lo que le convertía en el monarca más longevo del planeta. En siete décadas convirtió unainstitución desprestigiada y odiada en la más sólida y querida por los tailandeses.

También era el monarca más rico, con una fortuna de 30 mil millones de dólares en 2014. Eso no impidió el sincero amor de sus súbditos, muchos de ellos sumidos en una dolorosa pobreza. Cientos de tailandeses se habían congregado en los últimos días a las puertas del hospital para orar con sus camisetas amarillas, símbolo de la monarquía, o rosas, el color de la suerte.

APOYO POPULAR

Está previsto que herede la corona su hijo, el príncipe Maha Vajiralongkorn, quien carece del apoyo popular paterno o de su consideración semidivina. Bhumibol había ejercido de cemento social en un país irremediablemente fracturado y donde gobierna una junta militar golpista desde 2014. Muchos expertos vaticinan tiempos duros en Tailandia.

Su muerte se intuía desde que las autoridades anunciaron el domingo que su estado era “inestable”. Suponía una flagrante ruptura con el acostumbrado optimismo de los comunicados médicos.

La ley que establece penas de tres a doce años de cárcel a todo el que propague rumores o insulte a la Familia Real había mantenido su inminente muerte fuera del debate hasta el comunicado de esta noche.