Theresa May admitió ayer por primera vez que el brexit tendrá consecuencias negativas tanto para Londres como para Bruselas. «Debemos reconocer que esto es una negociación y que nadie puede tener todo lo que quiere», dijo la primera ministra británica en el discurso que pronunció en Londres sobre su visión del futuro acuerdo comercial tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

«Estamos abandonando el mercado único. La vida va a ser diferente», advirtió May a los británicos. Y aseguró a los socios europeos que Londres busca cerrar un acuerdo «lo más amplio y profundo posible, cubriendo más sectores y cooperando más intensamente que en cualquier otro acuerdo de libre mercado existente en cualquier otro lugar del mundo».

May rechazó que Bruselas la critique por estar queriendo elegir a la carta los términos del acuerdo y reivindicó el derecho a que el Reino Unido obtenga un acuerdo «a la medida de las necesidades» de su economía. «Así es como ha manejado la UE sus acuerdos comerciales en el pasado», señaló, poniendo como ejemplo los pactos con Corea del Sur, Ucrania y Canadá. «La propia UE persigue un acuerdo a medida con el Reino Unido», añadió. De paso, aseguró que «las normas británicas permanecerán al menos al mismo nivel que las de la UE».

La primera ministra insistió en que una frontera física en Irlanda o una aduana entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido serían «inaceptables» y en que dar con la solución al problema requiere que británicos y comunitarios «trabajen juntos». El borrador del tratado del brexit elaborado por la Comisión Europea (CE) prevé que Irlanda del Norte quedaría dentro de la unión aduanera, respetando la regulación comunitaria y bajo el control del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE).

El brexit provocó divisiones irreconciliables en la política y la vida británicas. May hizo un llamamiento al pragmatismo, al sentido común y a la unidad nacional. «Debemos tener en cuenta los puntos de vista de todos los preocupados por este asunto, en ambos lados del debate».

CINCO CONDICIONES / Londres basará su negociación en cinco requisitos. «Respetar el resultado del referéndum. Se votó para retomar el control de fronteras, leyes y dinero», pero «no se votó para distanciarse de nuestros vecinos». «El nuevo acuerdo debe ser duradero, para no encontrarnos en la mesa de negociaciones porque las cosas se han roto». Debe proteger «los trabajos y la seguridad de la gente». Lo acordado ha de estar en la línea de un país que, según May, quiere ser «una democracia europea, moderno, abierto, que mire hacia afuera, tolerante». Y el resultado debe «fortalecer la unión de naciones y de la gente».

Hasta ahora, la UE se ha quejado de la falta de detalle y propuestas de los británicos. Bruselas exige concisión, planes precisos y respuestas eficaces a problemas como el de la frontera de Irlanda del Norte. Ayer no hubo nada de eso, pero el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, elogió la «claridad» de May sobre «que el Reino Unido dejará el mercado único y la unión aduanera y el reconocimiento de sacrificios».