Theresa May proclamó ayer en la Cámara de los Comunes que el compromiso sobre la primera fase de las negociaciones del brexit alcanzado la pasada semana en Bruselas es una «buena noticia» para todos. Para los votantes de la permanencia en la Unión Europea y para los que votaron por la ruptura, porque las discusiones en marcha permitirán un brexit «suave y ordenado». Pero la primera ministra ha advertido asimismo que el pago de la factura del divorcio (entre 39.000 y 44.000 millones de euros) está condicionado al resultado de los acuerdos comerciales.

«Las futuras negociaciones no serán fáciles. El progreso hasta ahora ha requerido dar y tomar por parte del Reino Unido y de la Unión Europea» y «por supuesto, nada está acordado hasta que todo lo esté», afirmó May, aunque añadió que cree que «en estos momentos hay un nuevo sentimiento de optimismo en las negociaciones». Los euroescépticos conservadores prefirieron guardar las críticas para mejor ocasión y todo fueron corteses felicitaciones. May espera que el compromiso alcanzado sobre el dinero, los derechos de los ciudadanos europeos y la frontera en Irlanda del Norte sea ratificado por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que se celebra en Bruselas a partir del jueves y se pueda pasar a la segunda fase de negociaciones, algo que en principio debió ocurrir el pasado mes de octubre. El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, acusó a May de haber llevado a cabo «unas negociaciones caóticas», con grandes retrasos, pidió aclaraciones sobre lo acordado y resaltó las contradicciones existentes entre los miembros del Gobierno. El domingo, el ministro para el brexit David Davis sembró las dudas cuando declaró que las garantías sobre la frontera en Irlanda del Norte no son legalmente vinculantes a menos que las dos partes alcancen un pacto final. El compromiso logrado era «una declaración de intenciones», más que «algo vinculante».

TONO SUAVE / El lunes Davis suavizó el tono, alegando que sus palabras se habían sacado de contexto, y dijo que el compromiso sobre ese punto se mantendrá ocurra lo que ocurra. Sin embargo, insistió en que el pago de la deuda estará «condicionado a la obtención de un periodo de transición» y «a un acuerdo comercial». May en los Comunes le dio ayer la razón.