La pausa navideña no ha mejorado las cosas para Theresa May y su acuerdo para el brexit. El Reino Unido sigue atrapado en un laberinto sin salida, cuando le faltan solo 80 días para dejar oficialmente la Unión Europea, el 29 de marzo. Con el futuro por decidir y aún en la casilla de partida, el Parlamento reabrió sus puertas ayer con la clase política tan dividida como se marchó en diciembre. El acuerdo alcanzado con los Veintisiete será sometido a los diputados en la Cámara de los Comunes el martes 15 de enero. Y si May ya retrasó la votación hace un mes para evitar una imparable derrota, la situación es ahora igualmente desesperada. La mayoría de los diputados, incluidos numerosos conservadores y los unionistas norirlandeses, continúan rechazando el acuerdo. Incapaz de controlar el motín en casa, May vuelve a rogar a Bruselas que acuda en su ayuda haciendo nuevas concesiones.

La primera ministra afirmó ayer que desde el aplazamiento el pasado mes ha habido «algún nuevo movimiento por parte de la UE». May promete el anuncio de nuevas medidas, «específicas para Irlanda del Norte», además de propuestas, «para un mayor papel del Parlamento», en las futuras negociaciones comerciales. También pide «nuevas garantías y nuevos compromisos por parte de la UE en relación con las preocupaciones expresadas por los parlamentarios», antes del voto del martes.

EL PEOR ESCENARIO / Con todo ello, que puede quedarse en nada, aspira a convencer a los brexiters y lograr su apoyo. May habló el pasado viernes por teléfono con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y volverá a hacerlo de nuevo a lo largo de la semana. En su oficina de Downing Street sugieren que aún se puede alcanzar nuevos compromisos con Europa. Pero un portavoz de la Comisión volvió a dejar claro en Bruselas que no habrá renegociación del acuerdo. Esa posibilidad tampoco figura en la agenda de la reunión sobre el brexit que este martes celebran en Dublín el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, y el titular de Exteriores alemán, Heiko Maas. En los últimos días, el Gobierno de la República de Irlanda ha intensificado los preparativos para una posible salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo.

CAMINO HACIA EL DESASTRE / May reabrirá mañana el debate sobre el brexit en la Cámara de los Comunes. La primera ministra presidirá un nuevo comité, bautizado como «Comité para la salida de la UE y comercio», compuesto por 21 miembros, incluidos ministros, altos funcionarios y el fiscal general. Su misión será supervisar los preparativos del Gobierno para la salida de la UE, incluida la opción de una ruptura sin pacto. Esa posibilidad sería la solución, «que más se acerca a lo que votaron» los británicos en el referéndum del 2016, según Boris Johnson, exministro de Exteriores y el líder más reconocible de los brexiters. Estos han advertido de que el Gobierno camina hacía «un desastre», si no abandona el acuerdo pactado con la UE. El número dos del Partido Democrático del Ulster, Nigel Dodds, describió como «tóxica» la salvaguarda para evitar la frontera en Irlanda.

La salida sin acuerdo es inaceptable para 200 diputados que han pedido a May que descarte esa opción. En la Cámara de los Comunes, el líder laborista, Jeremy Corbyn, preguntó por el progreso realizado por el Gobierno para conseguir cambios legales en el acuerdo, al que calificó de «monstruo de Frankenstein». «Ahora nos dicen que, si no lo apoyamos, el Gobierno está preparado para lanzar toda nuestra economía por el abismo», afirmó Corbyn.

La hostilidad de los rebeldes conservadores no ha mermado con el cambio de año.