Su marido está hasta en la sopa, pero casi nada se sabía de Melania Trump desde hacía tres semanas. Desde que asistiera a la ceremonia de investidura de su esposo, la primera dama de Estados Unidos no ha vuelto a poner el pie en Washington y ha estado completamente alejada de las cámaras... hasta este viernes.

La pareja presidencial se ha reunido en el Palm Beach International Airport de Florida para pasar el fin de semana en su resort Mar-a-Lago. Para la ocasión, la primera dama lució un vestido rojo y unos zapatos a juego sin tacón. Y es que este viernes -el primero de febrero- se celebra en Estados Unidos el 'Día de vestirse de rojo.

IVANKA EJERCE DE PRIMERA DAMA

Sus funciones ceremoniales las está asumiendo por el momento Ivanka Trump, la mayor de las hijas del presidente, que esta semana lo acompañó hasta la base de Dover para recibir el ataúd del primer militar muerto en combate de su mandato. Melania no ha cerrado si quiera su equipo de asesores y pocos parecen saber qué tipo de responsabilidades pretende asumir cuando desembarque en la Casa Blanca. Algunos ya la han bautizado como “la primera dama ausente”.

Como ya adelantaron en su día los portavoces de la Casa Blanca, la exmodelo eslovena pretende quedarse a vivir en Nueva York con su hijo Barron, de 10 años, hasta que el chaval acabe el curso escolar. Pero llama la atención su silencio. Ni siquiera está utilizando Twitter, el juguete favorito de su marido, para dar señales de vida y acercarse a un país para el que sigue siendo en gran medida una desconocida.

Su índice de aprobación es del 37%, uno de los más bajos que se recuerdan, a pesar de que impresionó a muchos durante la investidura con aquel vestido a lo Jackie Kennedy y el estoicismo con el que aguantó las bruscas invitaciones del presidente para que pronunciara algunas palabras durante los bailes de aquellos días.

PUESTOS POR CUBRIR

El primer y único tuit que ha escrito desde que es primera dama data del 21 de enero, cuando dijo: “Estoy profundamente honrada de servir a este maravilloso país como primera dama”. Punto y final. Finalmente, este miércoles se ha conocido que Melania ha escogido a Lindsay Reynolds para ser su jefa de gabinete, un cargo que tradicionalmente se anuncia antes de la investidura. Reynolds trabajó en la Casa Blanca de George Bush y era hasta ahora organizadora de eventos para recaudar fondos. Pero le quedan muchos puestos por cubrir todavía, como el de su responsable de prensa o su secretario para actos sociales.

Está claro que Melania no tiene prisa. La atención del público le gusta poco y nada indica que pretenda emular el activismo de algunas de sus predecesoras más recientes. Ella misma ha dicho que sus modelos a seguir son primeras damas de otra época, casi prehistórica, Betty Ford y Jackie Kennedy.