Al menos 5 personas muertas y otras 7 heridas, entre ellas cuatro soldados de la OTAN, en un ataque suicida con coche bomba perpetrado este viernes contra un convoy de las fuerzas internacionales en Kabul, según fuentes oficiales. Un talibán suicida hizo detonar un vehículo cargado de explosivos cuando los militares estadounidenses pasaban por una carretera en el área de Yakatoot, en el este de la capital afgana, según ha indicado el portavoz de la policía de Kabul, Firdaws Faramarz.

El atentado ha acabado con la vida de cuatro civiles afganos y ha herido a otros tres, según el portavoz del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi. Es el segundo ataque perpetrado en la ciudad en los últimos dos días, coincidiendo con el último viernes del Ramadán. "Fue un vehículo bomba contra un convoy de Estados Unidos, cuatro miembros de servicio sufrieron heridas leves. Todavía estamos trabajando para conocer más detalles", ha detallado, por su parte, la oficina de Asuntos Públicos de las fuerzas internacionales en Afganistán.

Los talibanes han reclamado la autoría de la acción en un comunicado de su portavoz, Zabihullah Mujahid, quien ha confirmado que se trató de un atentado suicida con coche bomba contra dos vehículos de los "invasores" y ha asegurado que éstos sufrieron al menos diez bajas como resultado. Sin embargo, los insurgentes del mulá Haibatullah tienden a ofrecer información sesgada sobre el alcance de sus acciones.

Dos ataques en dos días

La explosión dejó una nube de humo blanco en el aire y extendió los escombros a través de la concurrida carretera de Jalalabad, en el este de la ciudad, un área con varios complejos de seguridad donde se han producido numerosos atentados a lo largo de los años. La capital de Afganistán es escenario habitual de ataques contra todo tipo de objetivos, el último de ellos ayer, cuando seis personas murieron y otras tantas resultaron heridas en un ataque suicida a la entrada de la Universidad Militar Mariscal Fahim, el grupo yihadista Estado Islámico declaró la autoría del atentado.

Kabul ha estado alerta máxima en los últimos días, con controles de seguridad reforzados y el atentado de este viernes coincide con la celebración en Moscú de la segunda ronda de diálogo entre los talibanes y políticos afganos, que se suma a las negociaciones en marcha desde hace varios meses entre EEUU y los insurgentes en los países del Golfo.

Convertida en la guerra más larga en la historia de EEUU -más de 17 años-, Washington mantiene su presencia en Afganistán como parte de la misión de la OTAN de entrenamiento a las fuerzas afganas y también en tareas antiterroristas. Según los últimos datos difundidos por el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso estadounidense, el control del Ejecutivo de Kabul ha alcanzado su punto más bajo desde que se comenzó a contabilizar el dato en 2015, con apenas un 54% del territorio en sus manos.