Entre 10 y 35 mercenarios rusos pertenecientes a la milicia privada Wagner --encabezada por el oligarca Yevgueni Prigozhin, apodado el cocinero de Putin--, han muerto en las últimas semanas en Libia. Lo han hecho mientras combatían en el asedio a Trípoli, la capital, en apoyo del general Jalifa Haftar, enfrentado al Gobierno reconocido por la comunidad internacional. Así lo ha informado el portal Meduza, que además ha proporcionado los nombres de ciertos fallecidos, todos ellos veteranos de la guerra del Donbás e incluso algunos con experiencia de combate en Chechenia.

La agencia Efe, citando fuentes del Gobierno de Trípoli, fue de las primeras en dar a conocer el incidente, que pone de nuevo sobre el tapete el alto grado de implicación del Kremlin en la guerra de Libia, un país clave en el tránsito de emigrantes hacia Europa. Según esta fuente, los milicianos habrían perdido la vida durante un bombardeo mediante drones que tuvo lugar en Ksar Ben Ghasir, a 20 kilómetros al sur de la capital, bajo control de las tropas de Haftar.

Entre los fallecidos, Meduza ha identificado a un tal Ignat Borichev, originario de Yekaterinburgo, en los Urales. Su hermano mayor, Román también murió hace cuatro años en el Donbás defendiendo al exministro de Defensa de la autoproclamada República Popular de Lugansk, Aleksándr Bednov, caído en una reyerta interna entre milicias prorrusas en el 2015. Otro de los difuntos es Artiom Neviantsev, también veterano del conflicto ucraniano a juzgar por algunas fotos suyas halladas en internet, quien deja atrás una mujer y un hijo.

MUTISMO ABSOLUTO EN EL KREMLIN

El Ministerio de Defensa de Rusia, país que niega toda participación en el conflicto del país norteafricano, ha declinado hacer comentario alguno y menos aún confirmar o desmentir la noticia. El Kremlin mantiene un mutismo absoluto respecto a las bajas de milicianos rusos, tanto en Libia como en otros escenarios donde ha sido detectada su presencia, y sostiene que en cualquier caso, combaten para una organización privada. Pese a los desmentidos, los vínculos existentes entre Wagner y el Gobierno ruso ya son difíciles de ocultar. El propio Prigozhin se hallaba presente en las conversaciones que tuvieron lugar en la sede del Ministerio de Defensa ruso durante una visita que realizó Haftar a Moscú en el 2018.

Los cadáveres aún se hallan en Libia y no se espera que sean repatriados antes de finales de octubre. La presencia de voluntarios rusos en esa zona del mundo fue detectada en el 2017 en Egipto, país que mantiene buenas relaciones con Moscú. El año siguiente ya se hablaba de la existencia de dos bases militares en territorio libio en las cercanías de Tobruk, en el este del país. En los últimos días, diversos medios como la agencia Bloomberg han identificado la presencia de un centenar de naiomniki (mercenarios) desplegados en las proximidades de Trípoli, donde participaban en el asedio al Gobierno.

La influencia del Kremlin en Jaftar, que controla la mayor parte del territorio de Libia, es vista con preocupación por los líderes de la UE, habida cuenta de la importancia del país en el tránsito hacia el continente europeo de los emigrantes subsaharianos, un tema que genera gran división en Europa. Según cuenta a EL PERIÓDICO un analista destacado en la zona, países como Francia o EEUU ofrecen un respaldo matizado a Haftar con la pretensión de diluir la ascendencia de Moscú en quien es en estos momentos el cabecilla guerrero más poderoso en el país norteafricano.