Al menos nueve personas, cinco migrantes y cuatro policías hondureños, resultaron lesionados hoy al enfrentarse a golpes en Agua Caliente, en la frontera con Guatemala, cuando los primeros pretendían pasar por la fuerza al vecino país.

Socorristas de la Cruz Roja auxiliaron a los migrantes que resultaron heridos en el enfrentamiento, en el que algunos policías recibieron golpes con piedras y palos.

Los migrantes alegan que fueron los policías quienes los agredieron y que por eso algunos de sus compañeros "se defendieron".

Un oficial de la Policía Nacional dijo a periodistas que cuatro de los agentes del orden resultaron con lesiones, al parecer en la cabeza.

La situación ha sido tensa desde tempranas horas de este viernes, cuando unos 300 migrantes comenzaron a llegar, muchos a pie y otros en autobuses que lo habían hecho entre el jueves y viernes, al primer retén situado a unos cinco kilómetros de la frontera de Agua Caliente.

Los migrantes dicen que van con la idea de alcanzar en México a los de la caravana que salió el sábado pasado hacia Estados Unidos desde la ciudad hondureña de San Pedro Sula.

Exigen el paso hacia Guatemala, lo que no ha sido posible este viernes porque el punto de registro migratorio en ese país fue cerrado, lo que también ocurrió el martes y miércoles.

El punto fronterizo hondureño en Agua Caliente está resguardado por un fuerte cordón de seguridad compuesto por policías antimotines, con efectivos del Ejército en apoyo más atrás.

MUCHOS MIGRANTES SIN DOCUMENTOS

El subdirector del Instituto Nacional de Migración, Carlos Cordero, afirmó a Efe que "Honduras no le está cerrando el paso, ni negando el registro a los migrantes, sino que está ejerciendo un mayor control migratorio", porque entre ellos hay muchos niños y mujeres, y muchos van sin documentos.

Pocas horas antes del enfrentamiento de este viernes hubo un incidente menor entre migrantes y policías, quienes hicieron uso de sus escudos y bastones de madera, y utilizaron un gas en aerosol, distinto al que emana de las bombas lacrimógenas para dispersarlos.

Luego, los migrantes ordenados en filas, abogando por hacer el control migratorio, pusieron a dos niños, sosteniendo la bandera de Honduras, frente al riguroso cordón de seguridad compuesto por más de un centenar de policías.