Golpe de efecto de Angela Merkel. A falta de tan solo un día para que sus socios de gobierno bávaros se reúnan para decidir si cierran unilateralmente la frontera alemana, la cancillera ha cerrado pactos con hasta 16 estados de la Unión Europea (UE) para que acepten el retorno de aquellos refugiados que se hayan registrado en su país pero que actualmente residen en Alemania.

En una carta de ocho páginas dirigida a conservadores y socialdemócratas del ejecutivo a la que ha tenido acceso la agencia DPA, Merkel asegura haber llegado a “compromisos a nivel político” para acelerar la deportación de migrantes con 14 países: Bélgica, Dinamarca, Estonia, Francia, Finlandia, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa y Suecia.

A excepción de Eslovaquia, la cancillera habría logrado sorprendentemente una promesa por parte de los miembros del Grupo de Visegrado, especialmente críticos con su política migratoria. A esos pactos se les suman los ya cerrados con Grecia y España durante la cumbre europea de este pasado viernes.

CENTROS CERRADOS

En la carta Merkel también solicita que los solicitantes de asilo residentes en Alemania pero que estén registrados en otros países con los que aún no hay promesas de por medio, como Italia o Austria, ingresen en centros cerrados donde esperen a que se decida su solicitud. En esos centros también deberán ingresar aquellos migrantes que intenten escapar de los controles fronterizos.

Para poder decidir tantas solicitudes, los refugiados que hayan sido registrados en otros estados mediante el Eurodac — el sistema que recoge sus huellas dactilares — tendrán procesos acelerados que se contempla que tarden una semana en resolverse.

PACTOS PARA EVITAR CIERRE DE FRONTERAS

Tras la cumbre europea de jueves y viernes, la canciller telefoneó a los dirigentes políticos de los conservadores bávaros (CSU) y los socialdemócratas (SPD), miembros de su gobierno, para informarles del acuerdo. Con estos pactos bilaterales, Merkel presenta a sus aliados y especialmente al ministro del Interior, Horst Seehofer, una razón para no cumplir su amenaza de un cierre de las fronteras e insiste en una salida bilateral a la crisis política que vive Alemania y el resto de la UE que no afecte al pacto de libre circulación de Schengen.

Aunque las conclusiones migratorias de la cumbre europea no especificaban ningún gran acuerdo, la cancillera ha impulsado estos pactos bilaterales para satisfacer a sus críticos en Alemania. La presión la ha llevado a aceptar la adopción de medidas muy restrictivas que antaño criticó, como la creación de centros de internamiento para migrantes.

Este domingo termina el plazo del ultimátum lanzado por el líder bávaro y que ha puesto en vilo en gobierno alemán. Mañana los comités conservadores analizarán los acuerdos conseguidos por la cancillera en apenas dos semanas y el lunes lo harán junto a sus socios del SPD. A falta de una decisión Merkel parece haber esquivado la tormenta. De momento.