La cancillera alemana, Angela Merkel, ha visitado este viernes por primera vez el campo de concentración de Auschwitz, símbolo del Holocausto. Acompañada por el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, por un superviviente de la barbarie nazi, Stanislaw Bartnikowski, de 87 años, y por representantes de la comunidad judía, Merkel ha cruzado la puerta de entrada del campo donde se lee el siniestro mensaje "Arbeit macht frei" ("El trabajo os hará libres".

La visita es la primera de un canciller alemán desde 1995 y se produce en un momento en que Alemania y Europa viven un resurgir de la ultraderecha y del antisemitismo. El próximo 27 de enero se conmemora el 75 aniversario de la liberación del campo de Auschwitz.

Merkel, nacida nueve años despúes del final de la segunda guerra mundial, ha guardado un minuto de silencio ante el llamado Muro de la Muerte, donde fueron ejecutados miles de detenidos.

A continuación, la cancillera se ha desplazado al campo de Birkenau, a tres kilómetros de Auschwitz, donde los deportados eran "seleccionados" al bajar de los trenes. Los mayores y los más débiles eran enviados a una muerte inmediata.

LA LUCHA CONTRA EL ODIO, PRIORITARIA

La víspera, la cancillera anunció una aportación de 60 millones de euros para la conservación de estos campos, que realizan una importante labor divulgativa y de conservación de la memoria. En este marco, Merkel destacó que "la lucha contra el antisemitismo y contra toda forma de odio" es una las prioridades de su Gobierno.

Para el presidente del Consejo Central de Judíos de Alemania, Josef Schuster, que acompaña a Merkel, "no hay ningún otro lugar de memoria que muestre con tanto rigor lo que pasó con la Shoah: el asesinato industrializado en masa sigue escalofriando a los visitantes" de los campos.

Antes que Merkel, visitaron Auschwitz los cancilleres Helmut Schmidt, en 1977, y Helmut Kohl en 1989 y 1995. En sus 14 años al frente del Gobierno alemán, la cancillera ha dedicado gestos en favor de las víctimas del Holocausto y en contra del antisemitismo, visitando los campos de Ravensbrück, Dachau, Buchenwald, y el Memorial del Holocausto de Yad Vashem en Jerusalén. En el 2008, fue el primer gobernante alemán en pronunciar un discurso en el Parlamento israelí. Allí expresó la "vergüenza" que persigue a los alemanes.