Al menos 30 personas resultaron heridas en las protestas por el traslado de 500 presos de tres cárceles del norteño estado mexicano de Nuevo León a una nueva prisión federal, para combatir el hacinamiento y la actividad de grupos criminales en el interior de las cárceles, informaron fuentes oficiales.

El rechazo y la incertidumbre entre un grupo de internos ante el traslado de presos que concluyó este miércoles provocó que se registrara una pelea y algunas protestas en el centro penitenciario de Topo Chico, de lo que resultaron unos 30 heridos, entre policías y reos, agregaron las autoridades en un comunicado.

EL TRASLADO DE LOS PRESOS

Entre la noche del martes y las primeras horas de este día fueron trasladados 512 presos acusados de delitos comunes y federales al Centro de Readaptación Social Federal 18, La Mesilla, situado en el vecino estado de Coahuila, en el norte del país.

Manuel González Flores, secretario general de Gobierno, confirmó que del Penal de Topo Chico fueron trasladados 300 internos, otros 90 de la cárcel de Apodaca, más 82 del presidio de Cadereyta, así como 40 mujeres de estas instituciones penitenciarias.

Entre los presos que fueron trasladados se encuentran algunos líderes de organizaciones criminales del Cartel del Golfo y los Zetas, que lideraban y controlan la vida interna de los presos en las cárceles de Topo Chico y Cadereyta.

LA VIOLENCIA EN TOPO CHICO

Las autoridades de la Prisión de Topo Chico informaron de que un interno identificado como Alberto G, de 40 años murió de un ataque al corazón durante los disturbios. La prisión de Topo Chico ha registrado varias masacres, una en febrero del 2016 en una riña entre internos de grupos del crimen organizado rivales que dejó 53 muertos, y a finales de 2012 un motín concluyó con otros 52 muertos.

Los traslados provocaron motines de reos y críticas de familiares debido a que los presos comunes quedarán internados en una prisión federal con internos peligrosos. Durante los disturbios de la mañana, policías de Fuerza Civil obligaron a un fotoperiodista del periódico local Milenio a borrar las fotografías que había tomado del conflicto, denunció la Red de Periodistas del Noreste.