«Vivimos en un Estado de derecho, pero los derechos no se aplican igual cuando se trata de los musulmanes. Hace tiempo que pasa lo mismo: cada vez que hay problemas nos señalan y nos acusan. Pero formamos parte de la nación». Hiba, ingeniera de 30 años cubierta con su hiyab, era una de las miles de personas que ayer recorrieron las calles de París -13.500, según un recuento independiente- para decir Stop a la islamofobia y denunciar lo que consideran un racismo creciente hacia los musulmanes bajo la forma de la enésima polémica sobre el velo islámico.

El Senado francés votó el 29 de octubre prohibir los signos religiosos en las actividades extraescolares y a pesar de que la iniciativa no saldrá adelante en la Asamblea Nacional, muchas de las mujeres que acudieron a la marcha ven que este debate es una «maniobra de distracción» de la clase política para no hablar de los verdaderos problemas de la gente. «La polémica sobre el velo es absurda. Incluso cuando tenemos razón les molesta», se indigna Sumaia, de 22 años, estudiante de enfermería que, a diferencia de su hermana Hiba, no lleva el pelo cubierto.

SIN INCIDENTES / La marcha, que discurrió sin incidentes y en un ambiente festivo, fue convocada por medio centenar de personalidades y diversas organizaciones, como el Colectivo contra la Islamofobia en Francia (CCIF) o el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), en una tribuna publicada en el diario Libération el pasado 1 de noviembre, días después del ataque a la mezquita de Bayona cometido por un desequilibrado que fue candidato del Frente Nacional en las elecciones departamentales del 2015.

El uso del término islamofobia y la referencia a leyes liberticidas para aludir a las aprobadas en el 2004 y 2010 que vetan el velo en los colegios y el burka en el espacio público, respectivamente, ha desatado una agria polémica. También el hecho de que algunos acusen al CCIF de estar próximos a los Hermanos Musulmanes.

Todo ello ha dividido a la izquierda francesa hasta el punto de que algunos firmantes de la tribuna se desmarcaron y otros declinaron asistir a la manifestación. El Partido Socialista no participó, pero el Partido Comunista, a pesar de sus reservas, sí lo hizo, igual que el líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, o el sindicato CGT. «Me veréis en todas las manifestaciones que denuncien el racismo. El mal ambiente en Francia es para desviar la atención del descontento social», dijo su secretario general, Philippe Martinez.

La presidenta de Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, arremetió contra los líderes que acuden a la manifestación porque, a su juicio, «irán de la mano de los islamistas, es decir, los que desarrollan en nuestro país una ideología totalitaria que pretende combatir las leyes de la República francesa».

MAYORÍA SILENCIOSA / Pero para Kawtar, una ejecutiva de 43 años de Cergy que trabaja en el sector financiero, ayer se manifestaba una «mayoría silenciosa» que empieza a «tener miedo de salir a la calle». «Las mujeres musulmanas fuertes existen, pero se hace lo posible por mantenerlas encerradas. Bajo el pretexto del feminismo se consigue justo lo contrario», dice a este diario, convencida de que «el discurso xenófobo» se está «institucionalizando» y de que se diría que los musulmanes «se están convirtiendo en los nuevos judíos».