El referéndum sobre la permanencia y la salida de la Unión Europea ha roto las reglas de la política británica. Sirva como ejemplo lo ocurrido este miércoles. El ministro de Finanzas, George Osborne, hizo campaña por la permanencia, con su antiguo enemigo y predecesor en el cargo, el laborista Alistair Darling. Osborne advirtió de que una victoria del Brexit le obligará a presentar de inmediato un presupuesto extraordinario con fuertes subidas de impuestos y más recortes del gasto público.

Ese ajuste de emergencia lo cifró en 30.000 millones de libras (38.000 millones de euros). Acto seguido 65 diputados conservadores le respondieron, amenazando con vetar ese “presupuesto de castigo” y dejando claro que, si lo presenta, su puesto en el cargo sería “insostenible”. Entre los sublevados hay seis antiguos ministros 'tories'. Por si fuera poco el lio, a pesar de la presencia de Darling junto a Osborne, el líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, también hizo saber que no apoyará un presupuesto de recortes. A estas alturas, ya nadie sabe en la política británica, quién está con quién.

“Por primera vez hoy, un canciller del Exchequer (ministerio de finanzas) conversador y uno laborista están de acuerdo en la magnitud de las decisiones que será necesario tomar para reparar las finanzas públicas si dejamos la UE. Tendremos que aumentar los impuestos y recortar en el gasto en servicios públicos”, declaró Osborne.

El voto por el Brexit llevaría “a una austeridad autoimpuesta durante muchos años”. Pero el diputado euroescéptico conservador, Jacob-Rees-Mogg, le acusó de lanzar “una sugerencia histérica con el presupuesto de emergencia”, algo “realmente idiota” y le aconsejó que, “se calme y, desgraciadamente, que deje de decir tonterías”. ¿Es ese el lenguaje de un diputado al hablar de su ministro de Finanzas y pretendiente al liderazgo del partido si vence la permanencia?

El miércoles, el representante del Gobierno en la Cámara de los Comunes, Chris Crayling, una de las voces del Brexit, avanzó detalles de un plan para completar la retirada de la UE en el plazo de cuatro años. En una entrevista en el 'Financial Times' aseguró que el Reino Unido iniciará el proceso de ruptura inmediatamente después del resultado. Crayling confía en que serán unas “negociaciones sensatas”, de manera que el Reino Unido pueda alcanzar con Bruselas un acuerdo comercial antes de las elecciones del 2020.

ENFRENTAMIENTO EN EL TAMESIS

Y mientras en aguas del Támesis, a los pies del parlamento, la flotilla Brexit de Nigel Farage se enfrentaba a bocinazos a la flotilla Remain, con Bob Geldof al mando, los economistas tampoco se ponían de acuerdo. Para el profesor John Fender, especialista en macroeconomía de la Universidad de Birmingham, la perspectiva de un presupuesto de emergencia es bastante plausible. Sin embargo, Jonathan Porte, del Instituto de Investigación Económica y Social, cree que ese presupuesto, “seria precisamente la respuesta equivocada”.