Evo Morales aterrizó ayer en Argentina procedente de Cuba, donde recaló la semana pasada desde México para someterse a una revisión médica. El expresidente boliviano abandonó su país tras dimitir el 10 de noviembre a causa de la presión del Ejército. A un mes de la crisis que lo sacó del poder, su presencia en territorio argentino tiene un propósito político inequívoco: conducir desde el exilio al Movimiento al Socialismo cara a las elecciones que deben convocar formalmente las autoridades provisionales para los próximos meses.

Se espera que el exmandatario pida a las nuevas autoridades argentinas que lo acepten como refugiado político. «La condición con la que entra es asilo. La condición de refugiados la da el Ministerio del Interior», precisó el ministro de Exteriores argentino, Felipe Solá. Se da por descontado que Argentina le concederá ese estatus.