Julius Soriano Giron, jefe militar del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), la guerrilla comunista de Filipinas y la más antigua de Asia, murió la madrugada del viernes en una operación conjunta de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Giron era el jefe de la Comisión Militar Nacional del ilegal Partido Comunista de Filipinas y presidente general del NEP -brazo armado del partido- desde 2014, cuando el puesto quedó vacante con el arresto de Benito Tiamzon, informaron hoy fuentes militares.

"La muerte de Girón sacudirá aun más al grupo terrorista comunista, con cada vez menos fuerza al perder a su líder estratégico", señaló en un comunicado el jefe de las Fuerzas Armadas de Filipinas, el general Felimon Santos.

Según Santos, la "exitosa neutralización del notorio líder del NEP supone un duro golpe para la organización", la guerrilla comunista más antigua y letal de Asia, lo que acerca el esperado fin de un conflicto que ha causado más de 43.000 muertes en cinco décadas.

Cercano y relevante

Santos aseguró que Giron era "mucho más cercano y relevante" en las operaciones de la insurgencia maoísta que Jose Maria Sison, fundador hace cinco décadas del partido y de la guerrilla pero que lleva más de treinta años autoexiliado en Holanda, y por tanto, "mucho más influyente entre sus filas".

Las autoridades encontraron a Giron en una vivienda de la ciudad de Baguio. a unos 260 kilómetros al norte de Manila, donde se produjo un tiroteo, al resistirse a su detención, que acabó con la vida del jefe militar del NEP y de dos acompañantes.

Giron era buscado por rebelión, incendio premeditado y asesinato frustrado.

Sus compañeros fueron identificados como Lourdes Tan Torres, miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista, y un asistente de seguridad.

En la vivienda se hallaron un rifle M16, varias pistolas calibre 45, tres granadas de mano y munición para el arma larga.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, llegó al poder en 2016 con la promesa de revivir el proceso de paz con los comunistas pero el diálogo se rompió hasta en tres ocasiones, la última hace un año, cuando el mandatario cerró la vía de la negociación y ordenó al Ejército "aniquilar al enemigo".