El Gobierno argelino ha abandonado a más de 13.000 migrantes irregulares en el desierto del Sahara, donde los ha abandonado a su suerte en poco más de un año, sin hacer distinciones con mujeres embarazadas y niños. Los afectados son obligados a caminar sin reservas de agua y comida y algunos no salen vivos de su penosos periplo, con temperaturas de hasta 48 grados.

Así lo sostiene el diario The Washington Post, que habla de la suerte dispar que corren los inmigrantes. Algunos cruzan una desolada tierra de 15 km hasta llegar a Assamaka, en Níger. Pero otros deambulan durante días si tienen la suerte de que una patrulla militar de EEUU los localice con vida. Otros desaparecen en el Sáhara, según testimonios de supervivientes.

Las expulsiones masivas de inmigrantes han aumentado notablemente en Argelia desde finales del año pasado, cuando la UE intensificó las presiones políticas sobre los países del norte de África para que dificulten el tránsito de inmigramtes que tratan de llegar al sur de Europa a través del Mediterráneo. Los migrantes han descrito cómo cientos de personas fueron introducidas en camiones y los dejaron en el desierto y les indicaban que caminaran hacia Níger. Sin dinero y sin teléfonos móviles.

A veces les obligaban a caminar a punta de pistola. «Hubo personas que no pudieron soportarlo. Se sentaron y los tuvimos que dejar. Ellos estaban sufriendo demasiado», declara Aliou Kande, un joven de 18 años de Senegal, a la agencia AP.

Estos testimonios se confirman en videos realizados por AP durante meses, en los que se muestra a cientos de personas que se alejan de las filas de camiones y autobuses, y se dirigen al desierto. Algunos migrantes aseguran que les dispararon, y la agencia de noticias dispone de vídeos en los que sapaecen hombres armados y uniformados haciendo guardia. También hay grabaciones de alguno de los afectados en las que se aprecia la presencia de personas atestando el compartimento de carga de un camión, tendidos en el suelo, tratando de pasar desapercibidos para las fuerzas policiales.

El Gobierno argelino ha rechazado realizar declaraciones después de la denuncia del The Washington Post, pero tradicionalmente ha negado su vinculación con la práctica de dejar a los inmigrantes en medio del desierto ni con cualquier otra que vulnere los derechos humanos. Las autoridades del país africano consideran que se trata de una «campaña maliciosa» con la que deteriorar sus relaciones con los países fronterizos.

Balance trágico

La controversia se agrava ante la imposibilidad de certificar el número real de muertos en esta travesía por el desierto del Sáhara. Según las estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), por cada migrante del que hay certeza que se dejó la vida cruzando el Mediterráneo, hasta dos lo hacen en el desierto. Una relación que arroja un balance de más de 30.000 personas desde el 2014.