Otro día, otra denuncia de agresión sexual contra Donald Trump. Este viernes ha sido The Washington Post quien ha dado voz a la historia de una mujer, al menos la duodécima esta semana, que asegura que el candidato republicano le agredió sexualmente. Se trata de Kristin Anderson, una fotógrafa que ahora tiene 46 años y que ha contado que en los años 90 Trump metió sin su consentimiento la mano debajo de su falda en un local nocturno de Nueva York y llegó a tocarle los genitales.

Según el relato de Anderson, ella se encontraba con unos conocidos sentada en un sofá cuando notó que alguien que estaba a su lado metió sus dedos bajo su minifalda, los subió por el muslo y tocó su vagina a través de su ropa interior. La mujer retiró la mano y huyó del sofá pero se volvió para ver quién le había tocado y entonces reconoció a Trump. “Su aspecto era tan distintivo, con el pelo y las cejas. Nadie más tiene esas cejas”, ha dicho.

Hope Hicks, portavoz de la campaña de Trump, ha enviado un comunicado al Post en el que dice que el candidato “niega contundentemente esta alegación falsa por parte de alguien que busca publicidad gratuita”. Hicks ha añadido que es “totalmente ridículo”.

En el debate del domingo con Hillary Clinton, Trump negó haber cometido las agresiones sexuales de las que alardeó en un vídeo y una grabación hechas públicas el viernes pasado por el Post. Desde entonces, no obstante, al menos una docena de mujeres han acudido a distintos medios de comunicación para denunciar agresiones y episodios de acoso. Muchas aseguran que se han decidido a revelar sus casos ahora precisamente por el vídeo y por las negaciones de Trump.