No cabe duda que para miles de mujeres sirias la libertad tiene una condición necesaria, el color. Bajo el control del Estado Islámico, miles de ellas son forzadas, bajo amenaza de muerte, a vestir abayas, velos y niqabs de color negro, y una de las primeras cosas que hacen al ser liberadas es despojarse de sus cárceles de tela. Así ha quedado plasmado en esta sucesión de fotos de mujeres del norte de Siria que, tras irse de sus localidades los yihadistas del Estado Islámico, se han quitado en público los niqabs y los han arrojado al suelo.

Tras la reciente liberación de varias ciudades de la zona deManjib, decenas de mujeres han sentido la libertad al volver a ataviarse con colores y estampados. El estricto código de vestimenta islamista impone sobrios velos negros y ropas anchas hasta los pies para ocultar la forma del cuerpo de las mujeres, cargando así de frente contra uno de los principios básicos de la libertad.

Tras ser liberadas, las mujeres no dudan en expresar su felicidad en acciones como esta, cantando y riendo al quitarse sus velos negros, que tan solo han dejado al descubierto sus ojos durante los años que ha durado la ocupación, en algún punto de la frontera que separa las tierras del Estado Islámico de los territorios bajo control de las milicias kurdas sirias.

Estas exigencias son tan sólo la punta del iceberg de lo que supone para las mujeres vivir bajo la opresión islámica. El pasado febrero del 2015, empezó a circular por foros del Estado Islámico un manual con principios básicos para regir la vida de las mujeres emitido por la milicia femenina Brigada Al-Khanssaa, en Siria. Según este manual, es siempre preferible que una mujer permanezca "escondida" o que esté "protegida de la sociedad" con un velo, que no salga de casa y que si lo hace sea, tan solo, "en circunstancias excepcionales".

Más allá de la conducta, en el manual se especificó también que de los siete a los quince años, el principal de foco debe ser la enseñanza religiosa, y que la edad legítima para contraer matrimonio es, por lo menos, los nueve años y en todo caso nunca más más tarde de los 16 o 17, cuando, según el documento, aún son "jóvenes y activas".