Un rey sin poderes, con una inmunidad limitada a la función real, sin capacidad para promulgar las leyes aprobadas por las dos cámaras parlamentarias, ni de intervenir en la formación del gobierno, otorgar títulos de nobleza o dar ni siquiera el discurso de Navidad y con una dotación real mucho más controlada. La Nueva Alianza Flamenca, el partido nacionalista de Flandes, aspira a convertir aBélgica en una “monarquía republicana” y trabaja ya para avanzar hacia el modelo confederalista que desean implantar a partir de 2019.

Las propuestas no son de momento más que las ideas de dos diputados de la formación nacionalista que gobierna en Flandes y que forma parte de la coalición federal en Bélgica: Hendrik Vuye yVeerle Wouters. A ambos, el presidente del partido, Bart De Wever, les encargó el año pasado empezar a preparar el terreno de cara a una nueva reforma del Estado y sus sugerencias han quedado plasmadas en un libro publicado este miércoles y que servirá para alimentar el debate en el seno del principal partido flamenco.

En total, 25 ideas que suponen toda una revolución y que justifican en la necesidad de modernizar la monarquía. “Nuestras propuestas se inspiran en la monarquía de Holanda. No queremos suprimir la monarquía sino modernizarla”, asegura. Una modernización que pasa, a su juicio, por desnudar al rey de Bélgica de cualquier atribución política y de instaurar una monarquía mucho más transparente, particularmente en el tema presupuestario.

Entre las sugerencias, dos que apuntan directamente a uno de los últimos escándalos de la familia real belga y el caso de Delphine Boel, la supuesta hija ilegítima del rey Alberto II, que batalla en los tribunales por conseguir el reconocimiento de paternidad: suprimir la discriminación de que los hijos adoptados o ilegítimos no tienen derecho de sucesión y limitar la inmunidad del rey a las actividades de su función. Para los dos diputados flamencos modernizar la monarquía belga también significa suprimir los crímenes de lesa majestad, el procedimiento específico que tiene el monarca en materia de testimonio, e instituciones “obsoletas” como el Consejo de la Corona.

Dotación de los hermanos del rey

En la larga lista de propuestas también figura por ejemplo que el nombramiento de los colaboradores del rey tendrá que llevar la firma de un ministro, que su jefe de gabinete está obligado a informar al gobierno sobre el ejercicio de sus funciones, que el Parlamento debe aprobar sus cuentas todos los años y que la dotación anual debe estar más controlada y los gastos rechazados deducidos del presupuesto del ejercicio siguiente. En este terreno, sugieren por ejemplo reducir a cero en los próximos cinco años la dotación destinada a los hermanos del actual monarca Felipe, Astrid y Laurent, y que no se asigne ningún recurso público a los hijos de la familia real.

Pero uno de los elementos más llamativos en este último combate lanzado por la N-VA es sin duda uno muy simbólico: la supresión deldiscurso de Navidad y la limitación de su intervención a la esfera federal, eliminando su presencia de las actividades de comercio exterior que actualmente realiza la familia real porque son competencia exclusiva de las regiones. El nuevo rey “republicano” tampoco tendría poder para aprobar leyes, ni otorgar un vestigio del antiguo régimen como es la gracia real, ni títulos de nobleza ni, por supuesto, en la formación de la coalición de gobierno. “Una monarquía moderna no es sólo un reino despojado del poder político, sino también de cualquier apariencia de poder político”, concluyen.