Cuatro días después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, abriera la caja de Pandora en Oriente Próximo declarando Jerusalén como capital de Israel, el presidente francés, Emmanuel Macron, recibió ayer al primer ministro del Estado hebreo, Binjamín Netanyahu, quien antes de subir al avión rumbo a París acusó a Europa de mantener una actitud «hipócrita» por reprobar la decisión de Washington y no las agresiones contra Israel. Una vez en el Elíseo, Netanyahu ha dejado claro que si los palestinos quieren alcanzar la paz, tienen que empezar por aceptar «la realidad» de que Jerusalén es la capital de Israel. «París es la capital de Francia. Jerusalén es la capital de Israel», afirmó en la rueda de prensa junto al presidente francés al término de un almuerzo de trabajo.

Macron, que condenó «con firmeza» los ataques sufridos por Israel en los últimos días, le trasladó a Netanyahu que Francia considera la iniciativa del presidente norteamericano «peligrosa» para la paz, porque no contribuye, a su juicio, a la seguridad de Israel. Sin embargo, no ha llegado al extremo de cuestionar el papel mediador de EEUU en Oriente Próximo. Optó por dar tiempo al tiempo, esperar a que se ponga encima de la mesa la propuesta de EEUU: «Debemos esperar a ver cuál es la propuesta, y si ambas partes están de acuerdo en aceptarla» .

MEDIACIÓN EUROPEA / Tampoco habló de lanzar algún tipo de iniciativa europea. «La situación es lo suficientemente compleja como para que no sea arbitrada desde el exterior. Es preferible no multiplicar las iniciativas. Soy partidario de esperar a ver qué se va a proponer», respondió Macron cuando se le preguntó si EEUU es el socio ideal para solucionar el conflicto entre israelís y palestinos o si puede surgir una mediación europea. El presidente francés prefirió poner el acento en la necesidad de rebajar la tensión, haciendo «un llamamiento general a la calma» y destacó que la diplomacia francesa centrará sus esfuerzos en la estabilidad del Líbano y la construcción de una paz duradera en Siria, donde de momento continúan las acciones militares contra el Estado Islámico.

En todo caso, le pidió a Netanyahu «gestos valientes», como congelar los asentamientos judíos. E insistió en que la paz no depende solamente de EEUU o de Francia, sino de la voluntad de los dirigentes palestinos e israelís.

Netanyahu, que se dirigió a su anfitrión como «amigo» y elogió el almuerzo en el Elíseo, admitió no estar de acuerdo en todo con él. Su argumento fue que solo cuando los palestinos acepten «la realidad» de que Jerusalén es la capital del Estado hebreo se podrá avanzar hacia la paz. Netantyahu cargó contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que había acusado a Israel de ser un estado «terrorista y opresor». «No tengo costumbre de recibir lecciones morales de un líder que ha bombardeado a los kurdos en su país, encarcelado periodistas, ayudado a los terroristas en Gaza y matado inocentes», dijo.