El miércoles fue la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, quien advirtió públicamente al mundo de que su país se planteaba actuar unilateralmente si la comunidad internacional no daba respuesta al ataque con armas químicas registrado la víspera en la localidad siria Jan Shijún que Washington atribuye directamente al régimen de Bashar al Asad. Este viernes, unas horas después de que esa advertencia cobrara la forma de 59 misiles Tomahawk lanzados contra la base aérea de Shayrat, Haley ha vuelto a poner al mundo en alerta. “EEUU tomó un paso muy comedido”, ha dicho durante una reunión del Consejo de Seguridad en defensa de la acción militar unilateral autorizada por Donald Trump en Siria. “Estamos preparados para hacer más”.

Aunque Haley ha acabado la frase con un “esperamos que no sea necesario”, la seriedad de sus palabras ha quedado registrada. Y contrasta con las que había lanzado unas horas antes el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, que declarándose “consciente del riesgo de escalada” bélica ha hecho un llamamiento: “Apelo a la contención para evitar cualquier acto que pueda acentuar el sufrimiento del pueblo sirio”, había declarado el portugués en un comunicado.

TENSIÓN CRECIENTE CON RUSIA

Guterres y Haley han coincidido en apelar a intentar buscar una solución política a la crisis siria, algo que han hecho también el resto de miembros del Consejo de Seguridad, reunidos por tercera vez en tres días para abordar los últimos acontecimientos. Pero la cacofonía de voces y posturas en el organismo ha vuelto a marcar la reunión, donde ni siquiera se ha intentado ya votar alguna de las propuestas de resolución que llaman a condenar e investigar el ataque del martes en la provincia de Idleb.

La acción militar de EEUU ha vuelto a mostrar las profundas divisiones en el Consejo de Seguridad, donde Rusia sigue protegiendo al régimen sirio, frecuentemente con el respaldo de China, en oposición a los otros tres miembros permanentes y también con derecho a veto: EEUU, Reino Unido y Francia. Y en la sesión de este viernes esa división ha cobrado forma de ataques cruzados.

Vladimir Safronkov, el representante de Moscú ante la ONU, ha acusado a Washington de haber “atacado la soberanía territorial siria” en una “agresión” que representa “una flagrante violación del derecho internacional” y el embajador de China ha advertido que "los medios militares no van a funcionar". Mientras, los representantes de Londres y París, así como Haley, han defendido la acción militar como una “respuesta proporcional” y “justificable” y se han unido también en el ataque a Rusia por blindar a Asad. “Era imperativo intervenir”, ha dicho François Delattre, jefe de la misión diplomática francesa, mientras el embajador británico, Matthew Rycroft, ha llegado a espetar al representante ruso: “el dictador marioneta al que apoyáis os está humillando”.

La mayor atención, no obstante, está en la tensión creciente entre Washington y Moscú, que también se ha manifestado en la sesión del Consejo. Al atribuir el ataque químico del miércoles a Asad Haley ha dicho que "Asad lo hizo porque pensó que podría quedar impune y lo pensó porque Rusia le protege". Y ha ñadido también: "Eso cambió anoche".